¿Quién le pone el cascabel a Muñoz?

Dos meses están a punto de cumplirse en los que, prácticamente cada día, hay un nuevo escándalo en torno a la alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz. Ella, sin embargo, sigue adelante como si nada ocurriera, confiando en que la ciudadanía no se enterará de nada y a ver si puede seguir cuatro añitos más en el Ayuntamiento. ¿Por qué tiene tanto empeño en continuar? Parece evidente. 

En este tiempo la hemos escuchado muy pocas veces dando explicaciones y, cuando lo ha hecho, ha sido para mentir, porque no hay manera de que aclare nada. 

Su última rueda de prensa fue el 14 de noviembre, hace un mes, y desde entonces solo ha habido manera de preguntarle a la carrera por la calle. 

Es el poco interés que tiene en dar luz a lo que está ocurriendo, utilizando la táctica del avestruz y esperando a que escampe, aunque sigue lloviendo, y con fuerza. 

A día de hoy, resulta inconcebible ya no solo que siga como alcaldesa, sino que encima la puedan elegir candidata para las próximas elecciones municipales. 

Y es que tiene en su casa una trama de tráfico de drogas y de blanqueo de capitales, presuntos delitos muy graves, y existen evidentes conexiones con el Ayuntamiento que la Justicia no ha querido investigar. 

¿Quién se cree que ella no sepa nada? Pero, mira por dónde, ha tenido suerte con los jueces, que han hecho oídos sordos a las recomendaciones de la Policía. 

¿Por qué no han querido abrir una pieza por corrupción? Se me ocurren algunas respuestas, pero si las escribo el que acabaría imputado sería yo, seguro. 

Siempre he pensado que tiene que haber una atisbo de decencia en algún líder del PP, al menos en Andalucía, porque obviamente no se la vamos a pedir a Núñez Feijóo, que era amigo de un narcotraficante y que aspira a ser presidente del Gobierno. 

Está claro que el gallego va a callar, aunque Moreno Bonilla, que se ha presentado como el regenerador de la política andaluza, no creo que esté cómodo. 

Pero, es evidente, hay miedo, a ver quién se atreve a plantearle que se marche a Ángeles Muñoz, la amiga de Rajoy y de Arenas, a los que llevaba en yate por la costa sueca. 

Motivos hay más que suficientes, no hace falta ninguna encuesta, pero no es fácil, necesitan quizá algo para convencerla, o intentarlo, porque lo que está claro es que la alcaldesa se va a aferrar a su cargo. Hay muchos intereses en juego. 

Al día siguiente de filtrar a los medios que se iba a hacer un sondeo para medir su "desgaste", Moreno plegó velas y dijo que, por ahora, será la candidata.

Fue curioso que la confirmarse mientras en televisión se ofrecían imágenes de la regidora saliendo de una casa donde, según un expediente urbanístico, se hicieron obras ilegales que ella misma ha negado por dos veces. 

La vivienda es de una sociedad de su marido y, parece, que es la actual residencia de Muñoz. ¿Puede una alcaldesa tener abierto un sancionador por su propio Ayuntamiento? ¿Qué ejemplo le da a la ciudadanía? ¿El de que ella, o su familia, se pueden saltar la ley?



Debería ser Ángeles Muñoz la que, en las circunstancias actuales, salpicada de mierda hasta el cuello, diera un paso a un lado y le quitara un marrón a su partido. No lo va a hacer, se ha enrocado, la soberbia le puede. ¿Por qué tanto empeño en seguir? Está claro.

Llegados a este punto, el tema principal es ¿quién le pone el cascabel a Muñoz? Porque será difícil hacerlo incluso si esa encuesta tiene resultados negativos. Ella siempre dirá que puede darles la vuelta, que respuesta tiene para todo cuando quiere. 

Es triste, de todas formas, que lo único que le importe al PP sea si los escándalos les pueden afectar electoralmente y no la limpieza de un Ayuntamiento que parece no poder alejarse de la corrupción ni 16 años después del GIL. 

Si no le ponen el cascabel, todos serán cómplices de lo que ya se sabe y de lo que pueda venir. Y la campaña electoral ya se la habrán hecho al resto de partidos.

Será "decencia vs narcotráfico", o como dijo el compañero Israel Olivera, "democracia o corrupción".