A vueltas con los espigones

La alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz, nunca ha sido amiga, como su homólogo de Estepona, de buscar acuerdos con otras administraciones públicas cuando no las gobierna el PP. Está a punto de cumplir 13 años al frente del Ayuntamiento y acumula un largo historial de confrontaciones, a las que ahora añade una nueva, en su habitual necesidad de trincheras, con los espigones para estabilizar el litoral el municipio. 

Sin duda, con lo que más año ha hecho, hasta niveles incalculables, es con el bloqueo de las obras de ampliación del Hospital Costa del Sol. Hay que recordar una vez más que fue Ángeles Muñoz la que las paró allá por noviembre de 2010. 

En aquel momento, decidió denegar la licencia de obras de urbanización solicitada por la concesionaria para el aparcamiento en superficie. Ahí generó una maraña judicial que no se pudo resolver hasta 2018. 

La alcaldesa siempre buscó enfrentamientos con la Junta, ofreciendo parcelas inadecuadas y luego criticando la falta de inversiones, por ejemplo. Siempre ha antepuesto el rédito electoral al bienestar de sus vecinos. 

Mientras tanto, buscando acuerdos, su alcalde José María García Urbano tiene Estepona a otro nivel, eso lo ve gran parte de la ciudadanía de Marbella. 

Pero aquí seguimos con el frentismo y ahora Muñoz ha hecho bandera con los espigones, con los que no hizo el Gobierno de Rajoy en siete años. 

Resulta que son una prioridad, que es cierto que lo son, pero desde luego no es ella ni el PP los más indicados para pedir nada. 

Desde que empezaron a prometerlos y a supuestamente redactar proyectos en 2013, les dio tiempo de sobra para que las playas estuvieran estabilizadas a día de hoy. 

Más aún, teniendo en cuenta que, como ha dicho esta semana la alcaldesa, "no es una obra faraónica" y que son solo 7 millones de euros, razón de más para que, entonces, los hubiera hecho Rajoy, que tiempo tuvo y ella le podía haber ayudado. 

En aquella época nada le eclamó mientras se ofrecían plazos y más plazos que nunca se cumplieron. No hubo ninguna manifestación. 



El primer Gobierno de Pedro Sánchez, en poco más de medio año, sacó a licitación en febrero de 2019 la redacción del proyecto para la estabilización del tramo entre La Venus y El Ancón, que el que faltaba. 

Y el segundo Gobierno de Pedro Sánchez, que lleva dos años, tiene previsto que en 2022 se liciten las obras en San Pedro Alcántara y en 2023 en Marbella. De momento, no ha incumplido ninguna fecha, como sí lo hizo el de Rajoy. 

En cambio, Ángeles Muñoz, que antes calló, ahora utiliza esta necesidad del municipio, eso creo que no lo discute nadie, para volver a confrontar sin sentido alguno. 

Además, está utilizando a la, evidentemente politizada, plataforma de los espigones, montada en su día por el que ahora es cargo de confianza del PP en el Ayuntamiento.

También se ha rodeado de esos supuestos líderes vecinales, simpatizantes o miitantes del PP, que solo le dan palmas y a los que no se conoce ninguna protesta ni reivindicación a la alcaldesa. 

Ahora, para convocar manifestaciónes, mandan mensajes al teléfono en los que dicen defender "la calidad de vida de nuestros vecinos", sus "puestos de trabajo" y sus "habichuelas".

¿Dónde estaban cuando los comerciantes del Casco Antiguo reclamaban ayudas al Ayuntamiento, asfixiados por la pandemia? O cuando vecinos y pequeños empresarios protestaban por las obras en la zona del Francisco Norte. Nadie les vio entonces. 

Su credibilidad sería nula en cualquier otro sitio, pero aquí son hasta una autoridad en materia de espigones. Para alucinar.

Mientras se eleva el ruido político, nada se debate sobre los efectos del cambio climático o sobre como, sobre todo en la epoca de GIL, se esquilmó el litoral del municipio para construir paseos marítimos, edificios, urbanizaciones y chiringuitos. 

El mar solo quiere lo que es suyo y será difícil frenarlo, incluso con espigones.