Cuesta entender, al menos a mí, por qué la alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz, se empeña en seguir en el cargo con todo lo que llevamos conociendo en los últimos meses que tiene a su alrededor. Creo que cualquier persona ya se habria marchado. Entonces, ¿por qué ese empecinamiento en continuar? ¿Qué intereses tan fuertes tiene para aguantar todos los escándalos como si nada ocurriera?
Siempre he pensado que la regidora se debería haber marchado el pasado mes de noviembre y así se habría quitado de encima, al desaparecer del foco mediático, muchos problemas que, al final, seguro que le van a pasar factura, por más que ella, quizá, no lo crea.
Su situación es insostenible. Es
kamikaze presentarse a una campaña electoral en estas condiciones, con sus rivales cargados de munición, aunque muchos no la estén utilizando, ellos sabrán por qué.
Es evidente que las
municipales del próximo 28 de mayo no van a ser normales. No va a estar en juego solo confrontar modelos de gestión, como debería ser lo habitual.
En las urnas se va a dilucidar si los vecinos aprueban que su alcaldesa tenga vínculos con el
narcotráfico, el
blanqueo de capitales, los
paraísos fiscales, la opulencia de su familia y las tremendas dudas sobre su patrimonio millonario.
No hay que olvidar que a
las elecciones de 2015 llegó rodeada de todo tipo de polémicas y
perdió la alcaldía. Un ejemplo de que los vecinos del municipio no aceptan comportamientos oscuros.
En 2013 se conoció que la
trama Gürtel había pagado un mitin de Ángeles Muñoz con José María Aznar en Marbella en el año 2002. "Regalo señor Correa", ponía la anotación en los papeles de Bárcenas.
En 2014 se desvelaron los vínculos de la alcaldesa con
Gibraltar, un paraíso fiscal, a través del que adquirió su mansión en Cerro del Colorado.
Ese año también salió a la luz pública la inversión que había realizado en
Luxemburgo con el fin, según denunció un abogado, de eludir impuestos en España.
Con todo eso, y algún asunto más, se presentó a las elecciones y tuvo que
abandonar la alcaldía ante el denominado "gobierno del cambio".
Resulta evidente que ahora los
escándalos son mucho mayores, estamos hablando de conexiones con el tráfico de drogas y el blanqueo de capitales, según el sumario instruido por la Audiencia Nacional.
También la rodean
sospechas de corrupción en el Ayuntamiento, detectadas por la Policía y que los jueces se negaron a investigar.
Audios del
excomisario Villarejo,
teléfonos de seguridad para evitar ser escuchados que utilizaba la propia regidora, en cuya casa la Policía detectó que un presunto
narcotraficante acudía a cenar.
Un informe de la Policía en el que se señala que su hijastro, el presunto narcotraficante
Joakim Broberg, trataba el Ayuntamiento como si fuera suyo y que, tras las municipales de 2019, dijo la célebre frase "tenemos Marbella y toda la
jodida Andalucía".
Blanqueo de millones de euros, presuntamente por parte de su familia, en paraísos fiscales como Bermudas, Islas Vírgenes Británicas o Panamá.
Mentiras en sus
declaraciones de bienes en el Senado que la van a convertir en la primera parlamentaria a la que se aplique el Código de Conducta y se le exijan explicaciones sobre su patrimonio.
Es solo un breve resumen, que podría ser mucho más amplio, de todo tipo de
informaciones que sonrojarían a cualquiera, incluso hasta a un político del PP.
Así llega a las municipales Ángeles Muñoz, quien sigue comportándose
como si nada hubiera ocurrido, con el argumento infantil de que todo es culpa del PSOE.
Marbella no merece que existan sospechas de que
un narcotraficante hacía lo que le apetecía en el Ayuntamiento porque era el hijo de la alcaldesa.
La imagen del municipio está
muy dañada en toda España y los vecinos no se merecen volver a esa situación tras los años del GIL.
Quedan dos meses para las elecciones, a las que Muñoz llegará
resistiendo cual Juana de Arco, pero pintan bastos para la regidora, y lo sabe, aunque intentará darle la vuelta a la tortilla con las artimañas que ya usó en 2019.
Pero cada vez le es más difícil engañar a la ciudadanía, ya no solo por los escándalos, sino por su gestión, llena de
promesas que nunca cumple.
Además, en caso de que hubiera opciones, ¿quién pactaría con ella? Salvo un partido sin escrúpulos como VOX, resulta difícil pensar en más apoyos, pero veremos.
Hasta entonces, se va a
atrincherar en el Ayuntamiento, habrá que sacarla a golpe de voto en las urnas. Después de 14 años tiene ansias por repetir para, quizá, ¿arreglar el nuevo Plan de Ordenación Urbana?