La pandemia del coronavirus pasó de largo en su inicio por el municipio de Marbella. Al menos en los datos oficiales, hubo muy poca incidencia. Tras el pasado verano, la ola nos dio de lleno y, después de las navidades nos arrasó. Resulta evidente que de estas dos últimas hemos aprendido muy poco porque vamos camino de superar todos los registros otra vez.
En septiembre de 2020, en
Marbella24horas ya publicamos que Marbella tenía la mayor incidencia del coronavirus de los
grandes municipios andaluces. Y es que durante todo ese verano los contagios no pararon de crecer.
El 1 de julio del año pasado, tras cuatro meses de pandemia, el municipio tenía contabilizados
419 positivos por Covid-19. El 31 de agosto, dos meses después, eran ya 1.523, casi cuatro veces más.
A mediados de septiembre se empezó a aplicar la hoy ya famosa
incidencia acumulada a 14 días. Marbella llegó a alcanzar un máximo de
342,4 casos por 100.000 habitantes el 11 de noviembre.
Se consiguió bajar hasta 85 casos el 28 de diciembre, pero hubo que salvar las navidades y se pagó caro con una tasa que se disparó hasta
1.268 casos el 2 de febrero y con
86 fallecimientos en los tres primeros meses del año.
Insisto en que no hemos aprendido nada de todo aquello, porque ahora, nada más comenzar el verano, vivimos
otra explosión del virus en Marbella, sin duda vinculado de nuevo al ocio veraniego y a las fiestas.
Estamos ya, nada más empezar julio, con una tasa de
682 casos, similar a la que teníamos a mediados de enero, y amenaza con batir el récord. Volvemos a liderar la incidencia de la pandemia entre las
ciudades andaluzas más importantes.
Cierto es que ahora la situación es distinta, con gran parte de la
población vacunada, aunque no sabemos con certeza cómo marcha la administración de dosis en el municipio.
Los únicos datos conocidos hasta ahora los dio la alcaldesa
a mediados de junio y mostraban un ritmo bastante lento.
Según dijo, había recibido al menos una dosis hasta esas fechas el
38% de la población de Marbella, mientras la media en Andalucía y en España alcanzaba ya por entonces el 46%.
La oleada de nuevos casos, por el momento menos graves, está volviendo a
tensionar la atención primaria y las urgencias, con las obras del centro de salud de San Pedro Alcántara sin terminar.
Pero también afecta a la economía, con personas que deben
guardar cuarentena y no pueden trabajar, e influye, evidentemente, en el turismo.
Y, ante toda esta situación, qué hace la alcaldesa de Marbella,
Ángeles Muñoz. Pues lo primero, desaparecer del municipio en el peor momento, quizá irse de vacaciones, quizá ser voluntaria.
Después, con un comunicado de prensa, en previsión de la que se nos viene encima, ha optado por el
trilerismo político.
Lejos de tomar medidas para paliar la situación y establecer, por ejemplo, un mayor control en zonas de conciertos, el Puerto Deportivo y Puerto Banús, prefiere
manipular las cifras de la incidencia para disimular que aquí no pasa nada.
Pretende la regidora que, a la hora de calcular la tasa por 100.000 habitantes, se tome lo que ella llama "población real" del municipio.
Es decir,
una estimación, que dice se haría por la
cantidad de basura recogida, en lugar de los datos exactos del padrón municipal. Todo muy científico.
Así, considera que el municipio tendría 300.000 habitantes ya a primeros de julio por la llegada de turistas. En agosto lo mismo no cabemos. Sería aplicar a Marbella un criterio propio, porque ella lo vale.
Hasta dice que se lo ha pedido a la Junta, lo cual
causa hasta risa, en lugar de solicitar nuevas restricciones como están haciendo en otras comunidades.
Estaría gracioso decirle a países como
Alemania o Francia que en Marbella la tasa de contagios se calcula por lo llenos que están los contenedores de residuos.
Ángeles Muñoz ha utilizado siempre la pandemia para su
interés político, abusando de la propaganda, mientras los datos eran y son demoledores.
Ahora, ante la que se avecina por su falta de acción, pretende de nuevo
escurrir el bulto, en lugar de afrontar la situación. Ponerse la tirita antes de la herida. Es marca de la casa durante 12 años.
"No podemos dar marcha atrás en la recuperación económica", ha dicho. Es cierto, pero al final la actividad se va a resentir igual si no se frena la oleada de contagios. En el término medio está siempre la virtud.
Ante situaciones extremas, de un político se requieren soluciones valientes, no utilizar
la cuenta de la vieja para disimular los casos de Covid-19 y tirar para adelante.