Todavía a mucha gente le cuesta entender que España es un país plural en sus territorios y que, además, ha dejado de ser una nación de emigrantes para acoger a inmigrantes, que sostienen los datos de población y también asumen los empleos que ya no queremos. Es una situación aún difícil de digerir para muchos dentro del ambiente reaccionario en el que vivimos.
Las campañas
racistas y xenófobas de la ultraderecha, coreadas por la supuesta derecha moderada, siguen calando en la población en busca de un puñado de votos.
Pero el mundo del deporte nos ha dejado este verano ejemplos claros de lo que es actualmente España, una realidad a la que debemos acostumbrarnos.
Ganamos la Eurocopa de fútbol de la mano de dos chicos negros y de origen africano,
Lamine Yamal y Nico Williams. Duro para muchos, pero es la realidad que no quieren ver.
En Marbella hemos estado a punto de tener otro campeón olímpico,
Ayou Ghadfa Drissi El Aissaoui, finalmente plata, a quien todavía se sigue insultado en redes sociales.
"Tiene nombre marbellí, no hay duda", "De los Ghadfa de toda la vida", "Quién no ha tenido en los 80 un vecino con ese apellido", "De la Bajadilla de toda la vida".
Son algunos de los
comentarios que se pueden leer en redes sociales y que, aunque es cierto que son minoría, no deberían existir.
Y menos en un
municipio cosmopolita como Marbella, donde conviven personas de más de
150 nacionalidades diferentes. Esto no debería llamar la atención.
En Marbella hay empadronados en torno a
4.500 ciudadanos de Marruecos, en lo que es la segunda mayor colonia de extranjeros tras los británicos.
A nadie, salvo que tenga la mente muy cerrada, tendrían que sorprenderle esos apellidos.
En el mundo del deporte se suelen hacer 'fichajes' para conseguir medallas, por ejemplo en el atletismo
El campeón olímpico de triple salto ha sido el español Jordan Díaz, nacido en Cuba y nacionalizado hace un par de años, por citar un ejemplo.
Pero es que Nico, Lamine y Ayoub han nacido en España a donde llegaron sus familias desde África buscando una vida mejor, como muchos españoles nacieron en Suiza o en Francia tras emigrar allí sus padres.
Ayoub, que ha estudiado en el instituto Río Verde, se inició, con diez años, en los deportes de contacto en el gimnasio Shodan, en la avenida General López Domínguez.
Hasta allí se fue en 2008 harto del acoso escolar que sufría por el origen de sus padres marroquíes.
Empezó en el kickboxing, un deporte que ha dado muchos campeones al municipio. Lo ganaba todo.
Pero nunca dejó de lado sus estudios y decidió hacer la carrera de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (Cafyd), antiguo INEF.
Para ello se tuvo que ir a Madrid y en un gimnasio de Chamberí probó el boxeo. Poco después se fijó en él Rafa Lozano, doble medallista olímpico con España y seleccionador nacional
Entró a formar parte del equipo español, con el que, entre 2002 y 2024, ya ha ganado un oro y una plata en campeonatos de Europa y un bronce en el Mundial.
Ahora es subcampeón olímpico, a sus 25 años, cumplirá 26 en diciembre, por lo que tiene todo un futuro por delante.
Ayoub forma ya parte de la España de Nico y de Lamine, de la
España plural y diversa en la que vivimos, aunque todavía a muchos se les atragante.
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