Marbella no necesita más polémicas

Cuando la mentira se abre paso ante los hechos, y además quien miente logra imponer su criterio con facilidad pese a que a estas alturas no debería tener ya ninguna credibilidad, resulta difícil hacer nada. "El Gobierno va a tirar abajo el paseo marítimo de Marbella", escuchas decir a la gente, haciendo suyo el discurso de la alcaldesa. Nadie, seguramente, habrá mirado el proyecto, que tiene más de un año, no es nuevo. Se repite el mensaje político de quien, una vez más, encuentra una trinchera para estar polemizando en lugar de buscar acuerdos. Y así van ya 13 años.

Es la historia de la confrontación continua en Marbella, que arracan con Jesús Gil, el que no pagaba ni a Seguridad Social ni a Hacienda pero le echaba la culpa a todos los demás, y la de Ángeles Muñoz, digna sucesora en tantos aspectos. 

A ninguno de los dos les ha pasado factura política esa permanente pelea, es evidente, pero sí al municipio y a sus vecinos. 

Y para que el ritmo no pare, que cantaba Patricia Manterola, asistimos ahora a una nueva polémica artificial, gratuita, una vez más montada por Ángeles Muñoz para su beneficio. 

El pasado martes no fue al Senado a defender los intereses de Marbella, sino a hacerse un vídeo promocional, sobreactuada cual Juana de Arco, para que sus palmeros lo difundieran luego por las redes sociales. 

A estas alturas, resulta ya muy evidente que la regidora quiere torpedear el proyecto de los espigones, el que no hizo Rajoy en siete años y, claro, ahora no va a permitir que lo haga Pedro Sánchez. 

Ya hizo lo mismo con el soterramiento en San Pedro, el que no hizo Aznar y sí Zapatero, o con las obras del Hospital Costa del Sol, que paralizó sin importarle la salud de sus vecinos. 

Por ello, con el único fin, una vez más, de obtener rédito político a costa de los problemas del municipio, ha emprendido esta nueva campaña en lugar de, como le pidió la oposición en el pleno del viernes, colaborar y buscar acuerdos. Eso no le interesa.  

Ni se va a derribar, ni a demoler ni a tirar abajo el paseo marítimo de Marbella como repite la regidora y sus satélites. Pero han extendido la mentira que mucha gente le ha vuelto a comprar. 

Obviamente nadie se ha mirado el proyecto, que tiene más de un año, pero solo ha interesado ahora. Vamos a analizarlo de la forma más sencilla posible.



La parte más importante es el retranqueo de la tubería de saneamiento, algo que, por cierto, debería acometer la Junta. Lo va a hacer el Gobierno y la alcaldesa se enfada. 

La canalización se sacará de la playa y se meterá bajo el paseo marítimo que, obviamente, no se va a echar abajo porque si no qué haríamos con la tubería. De Perogrullo. 

También se contempla una remodelación del paseo marítimo, que no afectará al tramo de mármol, con la que se quieren recuperar algunas zonas privadas que se encuentran en el Dominio Público Marítimo Terrestre, el que es de todos. 

Es, sin duda, la parte más complicada, aunque se deja claro que no habrá ninguna expropiación. El proyecto plantea revocar algunas concesiones, todo ello en la parte de albero. No se va echar abajo ningún chiringuito ni ningún restaurante.

Los hoteleros a los que sí se están arruinando son los de las calles Virgen del Pilar y Nuestra Señora de Gracia, con unas obras municipales. De ellos nadie se acuerda.

Cuesta entender que la primera que se oponga a recuperar la legalidad, o al menos a intentarlo, en el paseo marítimo sea la propia alcaldesa con el argumento de que han pasado más de 30 años. 

Pone los pelos de punta ver la parte del proyecto que relata todas las irregularidades de esta parte del litoral marbellí, empezando por el trazado del paseo marítimo y siguiendo por urbanizaciones y chiringuitos. Todo es terreno ganado al mar, que luego lo quiere recuperar en los temporales, y nos sorprendemos.

No se va a legalizar todo lo que hizo mal Gil, como dijo la ministra en el Senado, eso ya es imposible. Los técnicos recogen solo algunos retoques, insisto, en la parte más occidental, algunos bastante complicados de sacar del papel.

Todo ello, vinculado a lo que es el proyecto estrella, no lo olvidemos, la estabilización de las playas que, en el caso de Marbella, se plantea con diques exentos, paralelos a la costa. 

En resumen, la alcaldesa va a mantener su empeño en que todo esto no salga adelante, porque su objetivo, ya lo ha dicho, es que los haga Feijóo, a quien ve ya como presidente. Olvida que el PP tuvo ya siete años y solo tuvimos promesas.

Marbella no necesita más polémicas, y menos organizadas por parte de quien tuvo tanto tiempo para estabilizar las playas y no lo hizo. Hacen falta acuerdos por el bien de todos.