Tuve la suerte de conocer a Marcos Granda en 2015. Eran otros tiempos, muy distintos a los de ahora, que están plagados de éxitos. Por entonces vivía desquiciado, creo que no exagero con esta palabra. Las fiestas que organizaba la Hermandad del Rocío en su sede de la calle Rafina, junto al restaurante Skina, generaban importantes molestias, tanto a los vecinos como al propio establecimiento.
Por aquel entonces Skina ya lucía en su puerta una estrella Michelin, que había conseguido en 2009, y ya era una de las referencias de la alta gastronomía en Marbella.
Marcos estaba dispuesto a conseguir la segunda distinción, una más para la ciudad, pero había quien le hacía vida imposible en su negocio.
El jolgorio que organizaban los rocieros todos los viernes, más el último sábado de cada mes, era insoportable, hasta el punto de que decidió
tomar medidas legales.
En cualquier otro sitio de España, por ejemplo, en el
País Vasco, no habría hecho falta llegar tan lejos. Se habría entendido la importancia de contar con un restaurante con estrella Michelin.
No me imagino que en San Sebastián, por ejemplo, permitieran algo similar junto al restaurante Arzak, uno de sus templos gastronómicos.
Pero, en Marbella, se abrió hasta
una guerra. Por un lado, los
cocineros, que arroparon a Marcos y, por otro,
las cofradías y hasta el cura Pepe, del lado de los rocieros.
El tiempo fue pasando sin soluciones, pero en Skina se seguía trabajando y en
noviembre de 2019 el restaurante recibió su
segunda estrella Michelin.
Para entender la importancia para la alta gastronomía local que esto tiene basta con recordar que en
toda Andalucía ahora mismo solo hay un establecimiento más con dos estrellas, Noor en Córdoba. Por encima de ambos, solo está A Poniente, con tres, en el Puerto de Santa María (Cádiz).
El año 2019 también fue importante porque, poco antes de recibir la segunda estrella, se conoció que
una sentencia judicial obligaba a la Hermandad del Rocío a insonorizar su local junto al Skina.
Como consecuencia, pidieron al Ayuntamiento un nuevo local, que se
les cedió rápidamente, en los bajos de la plaza de toros y que inauguraron el 6 de diciembre de ese año, abandonando la
calle Rafina, que recuperó su paz.
Mientras unos siguen de fiesta, ahora en otro sitio, Marcos Granda, que es asturiano, continúa trabajando con humildad por Marbella y a principios de este año decidió abrir
un nuevo restaurante, Nintai, que en nueve meses ha conseguido ya otra estrella Michelín para la ciudad.
Además, estoy seguro, va camino de lograr la tercera con Skina de la mano del chef
Mario Cachinero, nombrado el mejor cocinero joven de España, con 25 años.
El Ayuntamiento anunció a principios de 2020 que iba a presentar la candidatura de Marbella a
Capital Española de la Gastronomía para 2021. Nada más se supo de aquello.
La propuesta resultó curiosa después de que se le estuviera
amargando la vida a un restaurante con dos estrellas Michelin y con proyección de la tercera.
En otras partes de España esto no se entendería, pero en Marbella ha ocurrido. Que no vuelva a pasar.
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