Nunca habíamos vivido una pandemia, pero parece claro que es una situación crítica en la que hay que dejar paso a la ciencia. Sin embargo, son muchos los que se han dedicado a politizar desde el primer momento y a poner zancadillas, por si no fuera ya de por sí suficiente luchar contra el virus. Ahora, cuando llega la desescalada, seguimos en la misma línea, añadiendo la confrontación entre territorios.
Decía el doctor
Fernando Simón este pasado sábado que esto no es una carrera ni una cuestión de aprobar ni suspender, sino de acabar con el coronavirus.
Pocas horas antes, la Junta de Andalucía clamaba porque las
provincias de Málaga y Granada, las más afectadas en la región, sobre todo en algunas zonas, no hayan pasado a la fase 1 de la desescalada.
Simón aludía no solo a criterios sanitarios, sino también de movilidad para haber tomado esta decisión.
Interpretando sus palabras podemos pensar que, si se abren las
terrazas de Marbella y no las de Málaga capital, se podría producir un peligroso movimiento de población desde la zona con más incidencia de la enfermedad a una de las que menos.
Mientras tanto, la alcaldesa de Marbella,
Ángeles Muñoz, amiga desde siempre de la confrontación, mostraba rápidamente su indignación al no haber avanzado la
Costa del Sol hacia la primera fase de la desescalada.
Decía, sin aportar ningún dato, que la comarca cumplía los criterios, pero también, a tenor de los gráficos que ofrece cada día la Junta, es la que tiene en la provincia el color verde más intenso tras la capital. Basta con mirar este dibujo.
Pero a Muñoz le entraban las prisas, urgía al Gobierno y hablaba después de daño para la hostelería.
Debería ser más comedida por distintos motivos, por ejemplo, que ella es médico y dice que hasta ha sido
voluntaria en el Hospital Costa del Sol, aunque por allí nadie la ha visto salvo hace unos días luciéndose con el vicepresidente de la Junta.
Porque ella bloqueó en 2010 las obras de
ampliación del Hospital Costa del Sol, que ahora nos permitirían tener más camas y más plazas en UCI.
Porque permite que sigan paradas, desde hace ya medio año, las obras del
centro de salud de San Pedro Alcántara.
Porque no le pide a su partido, que gobierna en la Junta, que abra de una vez el
nuevo Hospital de Estepona, aquel para el que Bendodo dijo a primeros de noviembre que ya habían comprado el equipamiento.
Muñoz tiene ahora prisa, la que no ha tenido para dar
ayudas a los autonómos y pequeños empresarios del municipio, que llevan dos meses olvidados por su alcaldesa.
Anunció dos millones de euros para ellos el pasado 4 de abril, una cantidad que nadie todavía ha visto, porque ni si quiera se sabe cómo se va a repartir.
Quiere correr para que abran los
bares y restaurantes, pero no les facilita que puedan ampliar las
zonas de terrazas y así compensar el límite de ocupación por la pandemia.
Pero, tanto ella como sus compañeros de Sevilla, prefieren hablar de "diferente trato" para Andalucía y de
agravios comparativos entre territorios.
"Por qué pasa Sevilla y no Málaga", he llegado a escuchar. ¿Por qué el gobierno beneficia al PP de
Castilla y León y al de
Galicia y ataca al de Andalucía?
El disparate es absoluto, pero nada nuevo, tan dados como son en el PP a generar crispación con Cataluña.
Lo mismo, es una idea, se podrían parar a pensar
qué ha hecho mal la Junta de Andalucía y qué ha hecho bien la de Castilla y León y la de Galicia, por ejemplo.
Pero es mejor seguir utilizando la pandemia para enfrentar, ahora incluso a las distintas comunidades. Es la política rastrera, hasta en tiempos de pandemia.
Mejor también sería que a Ángeles Muñoz le entrasen las prisas para repartir las ayudas entre autonómos y pymes. Seguro que se lo agradecerían más.