Estamos ya muy próximos a que un elevado número de ciudadanos se encuentren del todo vacunados y de esta forma conseguir lo que se ha venido en llamar “inmunidad de grupo”, que solo algunos borregos quieren asimilar a rebaño. Inicialmente se anunciaba que se conseguiría una vez que en torno al setenta por ciento de la población residente estuviese totalmente vacunada. Como somos de prisas, en ocasiones no buenas consejeras, alguna trampa haremos para hacer disminuir ese porcentaje. Al tiempo.
Incluso antes de llegar a ese momento ya está siendo muy difícil reprimir los ánimos de la población para disfrutar a tope de su ocio. En él se encuentra, por supuesto, las inmediatas vacaciones de verano. Este país tiene una asignatura pendiente con la conciliación y el periodo de vacaciones forma parte importante de ese problema. ¿Las vacaciones? Para el verano, por supuesto. Es cuando la tienen los niños. ¿Los abuelos? Ellos también tienen niños, ya se sabe: los nietos.
La climatología influye en gran medida en nuestro comportamiento social. España, climatológicamente hablando, es uno de los paraísos del mundo. Seguro que en algún otro parámetro también. Yo pongo encima de la mesa, nunca mejor dicho, el de nuestra gastronomía y el resto ya se los dejo a ustedes. El hecho mayoritario es que nosotros, más allá de Navidades y Semana Santa, asociamos las vacaciones con los meses de verano. Esas son las de verdad. Las más caras, pero vacaciones de verdad.
Y, de un tiempo a esta parte, nos gusta salir fuera. Fuera y, además, lejos. Muy lejos. Cuanto más lejos, mejor. Destinos exóticos, viajes grupales y resorts -mejor así que te lo dan todo hecho-, playas paradisíacas y cruceros. Lo más cercano, tu propio país, en parte ese gran desconocido, se quedará ahí. Esperando. Esperando la llegada masiva de británicos, alemanes, franceses y nórdicos, que también rusos. Solo lo remedia el IMSERSO. Pero eso será cuando toque.
Puestos ya a decidir donde ir llega el momento de las incertidumbres. Más allá de las restricciones sanitarias impuestas por determinados países, el destino vendrá marcado por una serie indeterminada de prejuicios. Quizá mejor decir el no destino.
Por ejemplo: no viajaremos a Marruecos en base a los últimos sucesos acaecidos. A Israel por nuestra empatía hacia uno de los lados contendientes: Palestina. También por las bombas o cohetes. Si iremos cuando nuestra empatía esté del otro lado. No viajaremos a un país asiático por su comida especial, llena de especias y bichos. A países musulmanes o árabes … por eso, porque son terroristas. A América Central por los elevados índices de peligrosidad social. A Australia o Nueva Zelanda … ¡pero como nos vamos a ir tan lejos y con tantas horas de avión! A Brasil o a la India porque están allí buenos. Además, me contó una amiga que en India hay mucha pobreza. Y de África ya ni hablamos. Pues venga, a la Antártida. ¡Ay, no!, que es muy cara. Así que la descartamos también. Además, allí hace mucho frío.
Somos conservadores. Esto no es un prejuicio. ¿O sí? No me refiero a la política que eso es harina de otro costal. Nos gusta lo seguro. Lo nuestro. Nada de arriesgar. Y si no, fíjense en esta muy curiosa frase atribuida al matemático René Descartes, que creo es apropiada. Decía él: “Los viajes sirven para conocer las costumbres de los distintos pueblos y para despojarse del prejuicio de que sólo es en la propia patria donde se puede vivir de la manera a que uno está acostumbrado”.
Desconozco cuales son sus intenciones para este verano, para estos próximos meses. Si ello es posible, quédense en España. En Euskadi y en todo nuestro litoral norte también hay playas paradisíacas. El bosque y la montaña navarra, aragonesa o catalana es espectacular. Extremadura posee un rico Patrimonio de la Humanidad. Galicia es más que su Camino de Santiago, que también. Cantabria y Asturias con sus parques naturales. Castilla y León, la gran desconocida. La Mancha, llena de anécdotas. La Rioja y sus rutas de enología; Madrid, villa y corte. Andalucía, de interior con pueblos blancos o de playas. Murcia y la Comunidad Valenciana. Baleares y Canarias. España.
Les invito a hacer desaparecer de su mente cualquier tipo de prejuicio. Este año toca, ayudarnos más entre todos. Coman, beban y rían. Disfruten de lo nuestro con los nuestros. Tiempo habrá para hacerlo en el exterior. ¡Ah! Y hagan de turistas en su propia ciudad. Se sorprenderán.