Abrumado sin quererlo ni desearlo

14/01/2021
No acaba más que empezar esta nueva década y ya me están abrumando. Ya no se estila el hacerlo de forma personal -a buen seguro se arriesgarían a que también, de forma muy personal, les mandase a freír gárgaras-; ahora se utiliza eso tan moderno del mailing directo. Lo que es lo mismo, una ingente cantidad de mensajes en tu teléfono y de correos electrónicos para venderte hasta ti mismo si fuere necesario.  

Me asombra ver las ofertas tan fantásticas que recibo … sí, sí, me lo dicen solo a mí, en primera persona: los mejores viajes de este 2021 que hemos preparado para ti. No entiendo como han logrado saber de mi gusto por esta actividad. Abro otro -correo electrónico me refiero- y mi compañía -lo de “mi”, es un decir- de servicio de tv/internet y no sé que cosas más me comunica que soy un cliente muy especial para ellos. Es así que suben la velocidad de mi fibra -la óptica, claro- hasta los yo que sé cuantos gigabytes. Que luego no es del todo verdad, pero bueno. Lo que si es verdad -pero malo- es que gracias al esfuerzo inversor de mi compañía -no me reitero con lo del “mi”- la cuota mensual se aumentará en 3€. Hecho cuentas y es casi la mitad del incremento que se proponía del salario mínimo interprofesional, y que al parecer no será posible. Me entra la duda. No sé si ser colaboracionista o negacionista.

Los de la compañía del seguro de salud me mandan otro correo (ni uno solo viene con el sello postal de toda la vida, ese que traía la cabeza del que mandaba). Me dicen, me indican, me informan, que por mi seguridad jurídica es necesario que firme el contrato para disfrutar con toda tranquilidad de sus ventajas y beneficios. Total, que me abrumo más. Si ya llevo yo que sé cuantos años con ellos ¿para qué es necesario que suscriba el contrato que ya firmé en su día? Ingenuo de mi accedo al correo sin sello postal y ¡zas! Que voy a tener un pequeño incremento mensual en mi seguro de salud, que se convierte en anual pues hasta pasado ese tiempo no puedo anular. Me tendré que plantear esto en serio. Y es que no entiendo que si tengo un seguro de salud ¿cual es la razón de que me ponga enfermo? ¿Me lo aseguran, o no? Me parece a mí que tan seguro no es la salud ¿verdad?

Mi banco -aquí si que me gustaría que el adjetivo posesivo fuese cierto- me envía otro correo. Tampoco trae sello postal. Me informa de la evolución del entorno de los mercados en un -llaman ellos- complejo informe elaborado, y añaden: solo para usted. No sé si tomármelo como un piropo, o que directamente me están llamando incompetente. En este correo he tenido suerte. No me piden nada a cambio. Ningún incremento, ni de saldos -cuestión casi imposible después de estas fiestas- ni de recibos domiciliados. Nada de nada. Orgulloso estoy yo de mi banco. Solo por curiosidad se me ha ocurrido echarle un vistazo al fantástico -lo de fantástico es porque viene en colores- extracto de mi cuenta. Lo he hecho por el ordenador no creáis que me han enviado un papel. ¡Por favor, que yo soy cliente de informes elaborados! Y es que mi banco marca la diferencia. Este no me avisa previamente del cobro de la comisión de mantenimiento, ni la del correo o de administración de depósitos, ni de ninguna otra. Este va … y me la cobra directamente ¡Para que vamos a darle vueltas con más informes elaborados y complejos!

Me faltan los de la luz y los del gas: en estos casos desconozco si las comunicaciones las recibiré de las compañías o de Podemos; también me queda la del cabroncete del presidente de la comunidad que querrá subir la cuota, seguro -lo de cabroncete es verdad, pero en plan cariñoso que yo también lo he sido-. También los del seguro -otra vez creo que me engañan con lo de “seguro”- de vida, y si me apuras hasta los de Hacienda de la Montero, que no Montoro que ya me engañó. Ya solo falta que Illa, antes de irse a Catalunya, rectifique y me diga que tengo que pagar por la vacuna. O mucho peor, que Ayuso la quiera privatizar y me coloque el último de la cola. Y ya sería la leche que al final le diesen la razón al Trump ese. Parece que no, que no han sabido asaltar el Capitolio como dios manda.

Vamos que no es de extrañar que me sienta abrumado casi, casi, como en el pasado año. La verdad: yo no sé si este 2021 va a ser el año bueno. Para mí que cojo el bono de Iberia que tengo pendiente de utilizar y me largo por ahí. Tendrá que ser antes, no de que suban los precios de los vuelos, sino que caduque. Año de nieve, año de bienes. ¡Venga, venga. Señor, deja de abrumarme!
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