Créanme que no puedo dar crédito a lo que vengo en leer y escuchar por diversos medios en relación al tradicional pasillo que, por parte de los equipos contrarios, se le hace al campeón de un torneo. No hay nada oficialmente legislado, es verdad. Y es que la educación, dentro del deporte, se asume como innata.
El Real Madrid -equipo de fútbol del que, junto con mi Real Zaragoza, soy seguidor- acaba de obtener su 35 título de Liga Nacional. Que sea seguidor no es óbice para que, como deportista que he sido -ahora en mucho menor medida-, no aplique un criterio de objetividad dentro de mis juicios y opiniones. Tiene que influir en ello, sin duda, que después de jugador, también fui árbitro. En ambos casos, deportista.
Pues bien. El tema es, según destaca el titular de un rotativo deportivo nacional (para más inri de Madrid), que “el vestuario del Atlético de Madrid no hará el pasillo si el club no les indica lo contrario”. En un subtitular se añade: “señalan que el gesto ha perdido el valor que tenía antiguamente”.
Para aquellos lectores y lectoras que no lo sepan, bien por no ser seguidores de fútbol o por cualquier otra cuestión, explicarles que desde años viene siendo habitual felicitar sobre el campo al campeón de liga, o de un torneo, formando un pasillo que los jugadores campeones recorren en su salida al terreno de juego. Lo es, además, con aplausos, gesto propio de reconocimiento de mérito.
Uno de los capitanes del Atlético de Madrid, internacional uruguayo -que no tiene importancia su nacionalidad en lo que hablamos, pero que luego sabrán por qué- manifiesta: “… les felicitamos (en esa misma declaración se da ya por hecha) pero respetamos mucho a nuestra afición”. Todo para justificar que no le harán el pasillo. Y yo me digo. El respeto a tu afición (a todas) también está implícito en un deportista. Aquí lo que se trata es que tú, como jugador, respetes al equipo y compañero rival. Respetes también, con ese acto, a otro uruguayo (compatriota tuyo y también internacional), Fede Valverde, que milita en el equipo contrario: el campeón. El Real Madrid.
¡Que clase de hipocresía es esta! ¡Que es lo que hacen los jugadores del Atleti, y de todos los equipos, cuando estrechan sus manos con los árbitros y todos los intervinientes del equipo contrario antes de iniciarse el partido! ¡Que gesto es ese, y que significa! ¡Se desean suerte, y eso es faltarle al respeto a su afición! ¡Es un gesto de educación deportiva o se están amenazando, acordándose de los … familiares (espero me entiendan que no reproduzca)! ¡El saludo al final del partido entre jugadores es un acto también de falta de respeto a la afición! Si todo lo anterior lo he interpretado no como preguntas sino con signos de admiración es, por eso, porque me encuentro atónito ante tal falta de educación deportiva.
Se enseña a los niños, en todos los deportes, y ya desde las categorías inferiores a respetar al rival y a reconocer sus méritos. No quiero ni pensar que esa enseñanza -no felicitar al rival cuando se ha proclamado campeón- no sea trasladada a los hijos -si los hubiere- de ese capitán colchonero, de sus compañeros. La rivalidad deportiva se ejecuta en el campo, una vez iniciado el juego. Antes, hay que ser señor. Hay que tener educación. Cualquier jugador aficionado -sin cobrar los miles de euros diarios que ellos se llevan a casa- os recordaría que vosotros salisteis de allí abajo.
No valen excusas estériles amparándose en lo que hicieron unos u otros antes. Todo aquel, fuere el que fuere, que dejase de realizar este gesto de reconocimiento incurrió en el mismo error. Ampararse en esa excusa para no realizarlo ahora es justo lo que no debe de hacerse. Para poner en evidencia esos gestos de mala educación deportiva, de mala educación en general, la mejor rectificación es reconocer los méritos del rival: hacerle el pasillo al equipo campeón. Y decirle a tu hijo que así es como esta sociedad avanza. Para no perder valor, ni valores.