No sé por donde salir. Ni que hacer, o no hacer. Me encuentro ante una gran duda. Mejor dicho, yo mismo soy la duda. Ante mis continuos deseos de ilusionarme, de soñar, de descubrir y disfrutar de un futuro más cercano se contraponen otros de incomprensión, desilusión, apatía, incluso de enfado o cabreo. Necesito vacaciones.
Hoy me he caído de la moto. Ha sido leve, la verdad. Leve el golpe de la moto contra el suelo, como también el desplazamiento de mi cuerpo por el asfalto. Solo me había ocurrido una vez -fue al inicio de esta mi aventura motera- y en unas circunstancias parecidas. Yo tengo la culpa por entero. No hay excusas, aunque una de esas malditas líneas blancas que señalizaban el inicio de la rotonda se encontrase con aceite. Todavía no hace tanto calor como para freír un huevo en el asfalto. Pero el aceite estaba.
La solidaridad sigue existiendo entre gremios. Algunos, muy en plan serio, le llaman corporativismo. No nos conocíamos ninguno. No era necesario ni imprescindible. Sin embargo, las únicas personas que me han auxiliado -tanto a mí como a mi moto- han sido otros dos motoristas. Ambos, primero, interesándose por mi estado. Bien, bien, creo que estoy bien. Les he contestado, todavía con mi casco puesto. Uno de ellos ha podido levantar la moto él solo. El otro compañero -sí, compañeros- no ha dejado de posar su mano sobre mi hombro, aún yo caído en el suelo. También, he de reconocerlo y agradecerlo, de un restaurante cercano me han brindado su ayuda. A nadie se le niega un vaso de agua, en este caso embotellada.
Moreno Bonilla, actual presidente de la Junta de Andalucía, ha anunciado este pasado lunes la convocatoria de elecciones para el mes de junio. Se dice que son anticipadas, porque para junio no tocaban. Aquí, la solidaridad de los políticos gremiales, va por barrios. Se solidarizan con él, y sus motivos, sus mismos compañeros de partido. El partido del presidente. No lo hace su vicepresidente. Que no de partido, pero sí de gobierno. Me refiero al Sr. Marín. Que todavía dice ser de Ciudadanos, y que también dice que lo seguirá siendo. Seguirá siendo de Ciudadanos, que no vicepresidente. De la Junta.
Los miembros políticos del PSOE -que antes gobernaba en Andalucía- no se solidarizan pero ven la oportunidad de recuperar lo perdido. Lo perdido por pacto pues, aunque muchos no se acuerden, ellos ganaron las elecciones. Y es que eso de que gobierne la lista más votada va por barrios, o mejor dicho cuando le interesa al PP.
A la izquierda del PSOE está la izquierda. IU, Podemos, Más País, Verdes Equo, Iniciativa del Pueblo Andaluz y Alianza Verde, son las otras izquierdas. La izquierda de “ultreia”, que quiere caminar junta y no hacia Santiago. La izquierda de la gaditana Teresa Rodríguez se reafirma en ir de carnaval ella sola.
Del lado de más allá, o sea más “ultreia” de la derecha, se encuentra VOX, quien ya ha anunciado que la señora Olona será su candidata para presidir la Junta. Bueno. Parece, dicen, comentan, señalan y predicen -que al igual que en Castilla-León- será la próxima vicepresidenta cuando VOX y PP se alíen. No sabemos si a favor de la lista más votada o no. Todo se verá.
Lo que tengo muy claro -tanto como mi caída en moto de hoy- es que de aquí a la celebración de las elecciones se hablará muy poco de Andalucía. El tren litoral; institutos y escuelas; hospitales, ambulatorios y residencias de mayores, todos ellos públicos; el paro; propuestas de política medioambiental; la protección de humedales como Doñana y otros; la eficiencia energética en una tierra de sol; las infraestructuras de nuestras playas urbanas y sus servicios privatizados; la implantación de la tecnología 5G, así como revitalizar el mundo rural; la ampliación de plantillas educativas, sanitarias, también en los juzgados.
En pocos días se iniciará la verdadera competición por el voto. Se escenificará la confrontación, generalmente tramada por y desde las cúpulas de los partidos sin tener en cuenta nada de lo anterior. Esto es lo que hay: el pescado que hay que vender es este. No la formación profesional de nuestros jóvenes. Y es que, la solidaridad del gremio de los políticos no es la misma que la de los moteros. Y así nos va.