Extremadura alzó la voz

Desde hace pocas horas, ayer a la tarde, ya estamos en verano. Los calores, la caló que también se estila por aquí, comenzará a hacer acto de presencia en Andalucía, también en Extremadura, en España. De hecho, este tiempo tan revuelto que llevamos que según algunos ignorantes no lo es por el cambio climático, nos dará oportunidad para tormentas, lluvias, ventoleras y granizadas -que no de chufa, de horchata o limón-, de jornadas abrasadoras y, de sed, de mucha sed. 

Sed que llevan ya sufriendo nuestros pantanos, sobre todo en este sur al que, incluso, se le roba el agua de Doñana. Sed de coherencia. Sed, que hace alzar la voz a Guardiola, que no para envilecerse de su último título europeo, pues no es ese Guardiola a quien me refiero.

Guardiola, María, “esa señora de la que usted me habla” ha saltado al primer plano de la actualidad política con un corto pero contundente mensaje que, dirigido de forma muy especial a sus naturales y posibles alisados políticos -los de VOX en Extremadura, bien podría extrapolarse a más personas, de su propio partido (el PP) u otros.

Es muy interesante y reconfortante escucharlas -en este caso leerlas- para comprender y asimilar bien su fondo. "Yo no puedo dejar entrar en el Gobierno a quienes niegan la violencia machista", "No puedo dejar entrar en el gobierno a quiénes usan el trazo gordo, a quiénes están deshumanizando a los inmigrantes, y a quiénes despliegan una lona y tiran a una papelera la bandera LGTBI".

La lideresa del Partido Popular en Extremadura, que ha conseguido igualar en número de escaños al PSOE de Fernández Vara, aunque no en número de votos, tenía/tiene la posibilidad de formar gobierno en la comunidad extremeña dado que VOX ha sacado cinco escaños, por cuatro del otro bloque de IU-Podemos. En este nuevo mundo de coaliciones y pactos, un solo escaño puede hacer virar la política extremeña de un extremo a otro. De una sensibilidad a, diría yo, la insensibilidad.

Y en esta aparente fácil ecuación para el PP, ante esa postura liberal de su presidente nacional de dejar hacer, sale una mujer diciéndole a la ultraderecha que no, que no está dispuesta a incumplir su palabra electoral. Puede que esté poniendo en un buen compromiso a su presidente nacional, a su partido, incluso -de repetirse las elecciones- a esa posibilidad de no empatar de nuevo, de no ganar, de no gobernar. Puede que así sea. O puede que no. Pero según ella, y personalmente la aplaudo, poner en valor la coherencia, los principios y la palabra dada tiene un mérito mucho más alto que la gobernación de una comunidad autónoma: la de su querida Extremadura.

Créanme que me come la curiosidad. Si, esa que mató al gato. Me pregunto que opinión puede tener de estas palabras, de esta actitud, su colega de Madrid: la señora Ayuso. Mejor lo dejamos. Si creo que coincidiría con alguien que también tenía un gran amor por su tierra, por Aragón. Me refiero a Labordeta. No quiero poner estas palabras en boca de una dama, de una señora, la señora Guardiola, pero sería lo mismo que decirle a esa ultraderecha: “Iros a la mierda”.