Lo que no han conseguido los hombres

21/09/2023
Ayer, de nuevo sin pena ni gloria, se cumplió un mes desde que nuestras jugadoras de la Selección Femenina de fútbol se proclamaran en Australia campeonas del mundo por primera vez en su historia tras vencer en la final, ante Inglaterra, por 1-0. Y, en todo este tiempo, muy poco se ha celebrado de ello anulándose incluso la recepción que por parte de los Reyes se iba a dar a toda la delegación.  

No son pocos los que consideran, y así les han tildado, que las “niñatas caprichosas” se exceden en sus reclamaciones, que amenazan y amedrentan a la cúpula de la Federación Española de Fútbol, y que ellas son también culpables de la imagen que nuestro país está dando en todo el mundo.

No son pocos los que antes -aunque parece que cada vez menos- siguen defendiendo, o como poco quitándole importancia, al comportamiento del ya expresidente Luis Rubiales. Y, para rematarlo, en lugar de entrar de verdad en el fondo del asunto lo argumentan como la injerencia política que este gobierno quiere hacer de ello.

Lo que están reclamando nuestras jugadoras profesionales de fútbol no es de ahora. Lo vienen haciendo, pues así los hechos se venían produciendo, desde hace más de un año. Bastante más. Bien es cierto que, al albor del título conseguido, han obtenido más fuerza, más reconocimiento y, por ende, mayor protagonismo. Antes, nadie les hacíamos caso. O muy poco. Nadie.

Hace un año, tras la Eurocopa de 2022, después de ser eliminadas curiosamente por Inglaterra, una parte de las integrantes de ese excelente equipo, con sus tres capitanas a la cabeza, ya manifestaron su desagrado con la gestión que se estaba realizando del grupo. Pero no solo eso. Las reclamaciones se hacían a nivel de planificación, de recursos, de conciliación familiar, de equiparación salarial; a nivel, como ahora se ha generalizado, estructural. Denunciaban, en fin, que la Federación Española de Fútbol no funcionaba. Y eso supuso la depuración de 15 profesionales “la lista de las 15”, que “si asumían su error y pedían perdón” podrían volver a la selección. Lo de “niñatas caprichosas” no es nuevo.

Todas ellas, las que regresaron y las nuevas, junto al anterior seleccionador nacional, Jorge Vilda y todo su equipo técnico, han ido bordeando la solución a un conflicto que no estaba cerrado. Con algunas pequeñas mejoras en la larga concentración de Nueva Zelanda y Australia, de cara a la opinión pública, el problema quedaba en un segundo plano gracias a los resultados ante duras rivales. Y a punto estuvo todo de irse al traste con la derrota ante Japón.

Pero, sin que nada tuviese que ver con lo deportivo, llegó Rubiales en el momento más inoportuno e indecente y formó el pollo. “La que has liado, pollito Rubiales” fue el título de mi anterior artículo. Aunque parezca incómodo el mencionarlo, gracias a la actitud de Rubiales por fin es muy posible que se haga caso a las denuncias de las jugadoras. Que se tomen medidas por ellas reclamadas. Que se depuren responsabilidades y actitudes de miembros y empleados federativos.

Quizá, así lo creí yo hace un año, las jugadoras no fuesen especialmente claras en indicar al detalle lo que pasaba y de quien procedían los hechos. Ello no les hizo favor y pudo mantener esa duda ante lo que era “tirar la piedra y esconder la mano”. Ahora no solo la piedra, la avalancha no hay quien la pare.

Han sido ellas, con amenazas de sanción por su no posible comparecencia en esta convocatoria ante Suecia ¡ojo, primera del ranking FIFA y a la que no habíamos ganado nunca!, las que han hecho tambalear todos los pilares estructurales de la Federación. Desde su Presidente, Seleccionador, Secretario General, Asesor Jurídico, por cierto externo, de su Gabinete de Prensa, Comunicación y Marketing, del responsable -y manda narices- de Ética y algunos más. Voz autorizada tienen, pues no lo olvidemos, como deportistas profesionales que son forman parte de la Federación.

Pero también forman parte de ella, y con mucho mayor peso mediático e incluso económico, los componentes masculinos. Sus compañeros que, de forma tímida y cabizbaja, leían un comunicado … para quitarse de en medio. Ellos, los jugadores machos españoles, también dependen de las decisiones de los anteriores cargos. Pero es mejor mirar hacia otro lado que ponerse también junto a sus compañeras de profesión y decirles: Nosotros estamos con vosotras. Unamos fuerzas y levantemos de una vez a quienes por décadas ocupan poltronas y sueldos que no se justifican. Exigimos la expulsión de todos ellos; también de los acólitos y enchufados.

Parece que estamos en el inicio del buen camino, gracias a ellas. Lo que no han conseguido los hombres …
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