Más Caridad, por favor

20/10/2022
Es la caridad la mayor de las virtudes teologales, y que según afirmaba San Pablo en una de sus cartas a los corintios se reconocía en “un amor infuso de amistad que une al hombre con Dios, y le connaturaliza, y lo transforma en Él, y es el origen en el hombre de la vida divina”.  

Pero, quedaría inconcluso este preámbulo si no hiciese también mención a los pecados contra la caridad: “el odio; el deseo y la alegría del mal al prójimo; la envidia o la tristeza del bien ajeno; la soberbia, la murmuración y la difamación; la discordia, la riña, el escándalo. Cooperar con el mal”. Así se interpreta por el Padre Jesús Martí Ballester, sacerdote valenciano, autor de múltiples obras y especialista en místicos españoles.

Pero, queridos lectores, la Caridad es mucho más que todo esto. La finca marbellí fue propiedad de Juan Antonio Roca, cerebro de la trama que ocasionó el caso Malaya, y otros más; símbolo -y otros más- de la terrible corrupción que asoló nuestra ciudad durante los años de la época del infausto Gil.

Por sentencia judicial firme, el Ayuntamiento de Marbella (repito, el Ayuntamiento de todos los marbellíes, marbelleros y asimilados) la recibió como parte del pago de las responsabilidades civiles reclamadas incorporándola a su Patrimonio Municipal en febrero de 2019. No se le dio por caridad teologal. No.

Javier García, el Teniente de Alcalde de San Pedro Alcántara, ha acometido trabajos para que en este año este gran espacio de 81.000 metros cuadrados se convierta en recinto ferial al objeto de acoger las celebraciones de la Feria de San Pedro. Marbella, a pesar de las continuas promesas de su alcaldesa, Ángeles Muñoz, en sus 14 años de mandato, no ha sido capaz de dotar a la ciudad de un recinto ferial permanente. Que conste que tampoco lo ha sido de otras muchas infraestructuras prometidas y vueltas a prometer; inauguradas y vueltas a reinaugurar (la primera piedra, se entiende).

Caridad teologal es la que tienen que otorgar parte de los residentes sampedreños para que, según parece sondear la alcaldesa, este recinto -que se podría convertir en permanente una vez aprobado el nuevo PGOU y catalogar los terrenos de urbanos, pues ahora son rústicos/agrarios- pasase a ser también el recinto ferial de Marbella. Y, de nuevo, más allá de promesas y bla, bla, bla, relanzamos el debate y la polémica sobre si San Pedro Alcántara se “asocia” con Marbella en este tema, o viceversa. Si les une los mismos intereses o estos están más que disociados, manipulados.

Quedan poco menos de nueve meses para la celebración de las elecciones municipales. Un nuevo parto está a la vista pero, como mínimo una vez al mes, hay que hacerse ecografía. Está claro que no entro en la cuestión personal de salud de nuestra alcaldesa. Lo que quiero decir, es que todos sabremos muy bien el resultado de esas ecografías, de esas fotografías sobre los terrenos de nuevas infraestructuras pensadas y repensadas para la ciudad para estos próximos meses.

Algunas serán nuevas -a la vista está lo de estos terrenos otorgados en … 2019-, otras serán las mismas que no ha logrado hacer en casi estos dos decenios pasados. La culpa de ello nunca ha sido de ella, de su equipo. La culpa, siempre, de esas malditas administraciones centrales y autonómicas que le pusieron mil y una pegas. Son las vacuas razones de una mala gestora. El buen gestor, se entiende, pacta y soluciona los problemas de sus ciudadanos independientemente de con quien se tenga que entender y con el gobierno que sea.

El buen gestor da valor a lo realizado, junto con quien ha acordado, más allá de cuando se consigue. Las solicitudes y conseguimientos de un Ayuntamiento (repito, de todos los marbellíes, marbelleros o asimilados) es muy difícil que coincidan en el tiempo. Que los terrenos de la Caridad se hayan adjudicado al Ayuntamiento no es solo mérito del PP de Ángeles Muñoz. También de todos los grupos que lo apoyaron y solicitaron. Lo que en justicia ha refrendado un tribunal no es mérito del gobierno (central o autonómico) que hace cumplir esa sentencia. Sea el que sea.

La señora Muñoz debería de ejercer un poco más de su caridad -que no dudo la tiene- en ese amor infuso de amistad hacia todos. Por contra, el mostrar de alguna forma algunos de los pecados a los que hacía alusión el Padre Martí Ballester, como la discordia o la riña, lo único que nos lleva a todos sus conciudadanos es a perder derechos, tiempo y dinero. A “cooperar con el mal”. Más caridad, por favor.
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