Ana Peleteiro es negra. Rayderley, más conocido como Ray Zapata, también lo es Josh Cavallo es gay. Supongo que ya lo sabías y no te llevará a sorpresa. Aunque casi seguro que no tenías ni idea de quien es Josh Cavallo. Yo tampoco. Menos mal que si sé quiénes son la Peleteiro y el Zapata. No te preocupes querido lector, ahora te explico.
En buen número de los medios de comunicación de todo el mundo ha saltado la noticia comunicada en primera persona por el interesado. Josh Cavallo es un futbolista profesional australiano que milita en las filas del Adelaide United. No te me rindas lector. No te me rindas. El caso es que Josh acaba de hacer pública su condición sexual. “Hoy estoy listo para hablar acerca de algo personal. Estoy orgulloso de anunciar públicamente que soy gay”.
Antes aquí, en España, Mapi León, futbolista del FC Barcelona, también anunció su condición sexual declarándose abiertamente lesbiana. Ella manifestó en su momento que “cuando eres conocida es importante dar la cara por los derechos de todos. No hay que esconderse”.
Antes de continuar, y para que nadie me eche en cara nada -porque somos mucho de echar en cara todo-, tengo que hacer pública mi heterosexualidad. Lo soy hoy y ahora. Cuando llegue mi momento de famoseo quizá les pueda contar más cosas. Que sé que les pueda gustar.
Que siga existiendo un colectivo, una comunidad LGTB+, que agrupa a lesbianas, gays, bisexuales, transexuales u otras derivaciones, créanme no me resulta positivo. Y claro, ahora hay que matizar esto último. Vamos a ello.
Hay cuestiones de cada persona que resultan íntimas, por ende personales y que no merecen otra cosa más que respeto. El respeto no significa ni estar de acuerdo con ello, tampoco en contra, ni tan siquiera entender la postura sin que esta necesite de explicación. Tan solo se respeta. Tenemos que considerar bajo nuestra intimidad al amor, a la religión y por supuesto al sexo. La sexualidad es innata de la persona. Nadie tiene derecho a cambiarla, salvo uno, ni a dirigirla. Y más vale no confundir con el género, que es como nos viene dado o elegimos para identificarnos.
Cuando alguien, sin ser forzado, hace declaración expresa de su condición sexual lo hace en reclamación de un respeto que nuestra sociedad ha degenerado bajo ideas y conceptos anclados en el pasado, pero que muy pasado. Y, lo curioso, es que en ese pasado las inclinaciones sexuales no eran tan mal vistas como en el presente.
Ya en la antigua Grecia, posteriormente después en Roma, el hombre y la mujer se complementaban e incluso la homosexualidad masculina y femenina eran no solo aceptadas sino tenidas con naturalidad. En aquellas culturas la idea del pecado y la culpa no existía. Fue la moral judío-cristiana quien demonizó y condenó a muchos hombres y mujeres a la hoguera en la Edad Media por prácticas homosexuales. Una moral netamente inmoral para algunos altos cargos de la Iglesia y de la nobleza.
Les ocurrió también a muchos artistas, hoy admirados por sus obras. En ellas se puede ver reflejada la tristeza, incluso el sentimiento de culpa, por su propia orientación sexual. Por no haber sido aceptados por sus contemporáneos. Por haber tenido que ocultar algo tan natural como su sexualidad.
Sí. Ana Peleteiro es gallega y negra. Ray Zapata no es de color; es negro. Ambos son deportistas y medallistas olímpicos españoles. Ellos hace meses levantaron su voz contra el racismo. Hace unas horas otro deportista australiano manifestó ser gay y jugar al fútbol.
Estaremos en la obligación también de declarar nuestro nivel de hipocresía, de competencia o de aptitud ¿Hasta cuando serán necesarias declaraciones como las de Josh Cavallo?