“Técnicamente, el Corredor Mediterráneo es la doble plataforma ferroviaria de ancho internacional que recorrerá 1300 kilómetros desde la frontera francesa hasta Algeciras. Pero es un proyecto inacabado y prevén que lo terminarán en 2025. Aunque, técnicamente, “Mediterráneo” y “año” no riman”. La frase forma parte de una de las escenas del cortometraje dirigido por Alfonso Sánchez, “Si, quiero (Corredor)”, encargado por la plataforma #Quiero Corredor (que desde aquí ya les invito a apoyar).
No ha sido solo este spot el que ha llamado mi atención para elaborar el artículo. En estos días podemos visionar en las televisiones uno nuevo que lleva por título “Coleccionando retrasos”, en el que de nuevo se quiere llamar la atención y denunciar públicamente las continuas dilaciones que están experimentando estas obras: las del Corredor Mediterráneo.
Dediqué un artículo, allá por el mes de septiembre, sobre esa costumbre de las editoriales de sacar fascículos coleccionables. Con esta estructura se desarrolla esta nueva parodia en las que las maquetas de tren sirven como metáfora para poner en evidencia los evidentes retrasos que lleva experimentada esta infraestructura básica para una todo un litoral mediterráneo. Unas maquetas inacabadas que generan la frustración y el abatimiento, por inservibles, tanto en los niños como en los padres que aparecen en el spot. Niños, padres y madres, abuelos y demás población -en la que también está inmersa el sector empresarial-, verdaderos y reales destinatarios y beneficiarios de esta obra.
Dividido el proyecto en un total de 14 tramos el más próximo a mis intereses sería el numerado como número 14.1, con cabecera en Almería, pasando por Málaga, recorriendo la costa malagueña y gaditana (no por el interior que lo hace hasta Granada y Antequera) y su finalización en Algeciras. Por supuesto que los anteriores también me causan inquietud. Pero, ahora mismo, a la vista de la situación del estado de obras, ni alta velocidad, ni conexión por la costa, ni compromiso del Ministerio, ni fecha de finalización de obras, ni ná de ná.
Son ya varias las décadas, con gobiernos de distintos signos, en que esta importantísima infraestructura de comunicación de transporte de personas, de mercancías, de negocio, queda como asunto menor en el interés nacional y estratégico. Desde Algeciras, llegar a Estepona, Marbella y Fuengirola, solo es posible hacerlo en coche o autobús. Por dos únicas carreteras, y una es autopista. Puertos andaluces, comenzando por uno de los más importantes de España, el de Algeciras, y continuando con Málaga, con Motril y Almería, ven minusvalorado su oferta de producto al no contar con la conexión ferroviaria.
Hubo unos tiempos que decíamos que Europa terminaba en los Pirineos. Ahora, en este aspecto, como mucho llega hasta Valencia. Y no será por los beneficios que se aportan. En cuanto a territorio por donde transitaría el corredor se estima que un cincuenta por ciento de la población de España quedaría conectada entre sí, y con Europa. En cuanto a Turismo. Provocaría un importante impulso de este sector, con turismo de mayor calidad y, seguro, con un significativo incremento de los viajes desde Europa. Y también nacionales, claro que sí. En lo referente al Medio Ambiente, es obvio que redundaría en un claro porcentaje de reducción de emisiones de CO2, además de un ahorro energético y de desarrollo sostenible.
Me uno al grito reivindicativo de mi querido amigo José Antonio Iranzo. Al de otros muchos. Es necesario alzar la voz, hacer ver a nuestras autoridades locales, a las Diputaciones, al Gobierno Autónomo Andaluz, al Gobierno Central, para dar formato final a esta importante infraestructura. También a la sociedad civil. La ciudadanía tenemos obligación de hacernos ver; de hacernos valorar. Queremos, en 2025, tener la obra completa. Que no nos tomen el pelo. Paso de ir al quiosco a comprar fascículos.