Supongo que habrán sido innumerables las ocasiones -también las futuras- donde la frase que como título encabeza este artículo se habrá pronunciado, casi, casi, como una sentencia. El torero en su pensamiento íntimo, instantes previos a que se abran toriles; el entrenador, finalizando su arenga final ante ese trascendental partido; el opositor con el examen a su vista. También el político. El político electo en la noche de escrutinio electoral.
Las elecciones municipales, de gran importancia porque es ahí donde se van a dilucidar los temas más cercanos al ciudadano, suelen ser también utilizadas por los grandes partidos como un banco de prueba hacia los comicios generales. Vale más la mera imagen fotográfica o de televisión del cabeza de lista con un personaje nacional de su partido que cualquier debate sobre propuestas de su programa o reivindicación de lo realizado. Y si es en un mitin, rodeada y rodeado, de tus fieles pues mucho mejor.
En cuanto a las diferentes propuestas que se recaban en los respectivos programas electorales pondría especial énfasis en conocer su viabilidad para saber como se llevarían a cabo, sobre todo en su financiación; si estas son de amplio contenido social y la accesibilidad a cualquier tipo de información pública sobre ellas. Analizadas las de todas, es verdad que quedan muchas preguntas en el aire que necesitan ampliación. Pero ya no queda tiempo.
Sin embargo, si es posible analizar ya no solo lo prometido en legislaturas anteriores sino en grado de importancia de lo cumplido y llevado a cabo. Me permitirán ya los lectores que me refiera en adelante a Marbella. Más allá de la anterior época gilista, extensible en 15 años de gobierno municipal y la posterior intervención del ayuntamiento para ser gobernado por una comisión gestora, es desde el año 2007 cuando el Partido Popular (PP) gobierna en esta ciudad. Dieciséis años, solo interrumpidos durante tan solo dos (2016-2018) por una moción de censura al Partido Socialista con la cooperación necesaria de OSP.
Grandes y megalómanos proyectos prometidos y presentados -y casi inaugurados- por la señora Muñoz se han quedado atrás como ese gran puerto de La Bajadilla. Otros, en su primer día de campaña electoral, como una pista de atletismo sobre las instalaciones del albergue África, no son nada creíbles cuando la ciudad se encuentra con un estadio de fútbol cerrado desde hace años …, sin instalaciones deportivas acorde a la categoría de la ciudad, y lo que nos queda. Aunque la vía propuesta, claro, es la cesión por ¡75 años!, a una fundación privada, en este caso del Marbella FC.
Muchos años donde la transparencia en la gestión ha estado casi desaparecida hasta tal punto que, desde organismos judiciales, se ordena al Ayuntamiento a que presente contratos municipales y la respuesta es “… los estamos buscando. No los encontramos por la digitalización…”. Infinidad de informaciones sobre asuntos judicializados -provenientes de periodismo de investigación y sumarios a nivel nacional- que afectan a la alcaldesa y su entorno familiar, y que presuntamente involucran a concejales y administración. Audios -cierto es que sobre asuntos pendientes de ser juzgados- pero que, al igual que ocurría con la figura del emérito, de una forma muy explícita nos ponen en el camino de saber todo lo que se ha ocultado. Y nadie, nadie, da explicación convincente más allá de “tirar pa’lante”.
Y tal es el cerramiento de filas en torno a la alcaldesa y su partido que, dando por buena la fidelidad de los miembros del PP y sus simpatizantes, es muy curioso que ninguno de ellos -ni siquiera los “medios de comunicación afines” y que ellos controlan, se hagan preguntas. Realmente inaudito ¿En serio que les paree todo bien?
Ha llegado la hora de la verdad. El domingo es el día, aunque es muy posible que se tengan que llegar a pactos de gobierno. A pesar que para conseguir un concejal hay que obtener un 5% de los votos emitidos, lo cual en principio perjudicaría a las formaciones minoritarias, algunas de éstas invocan al derecho y ejercicio del voto. Es nuestra normalidad democrática, por cierto, muy malparada en anteriores comicios con elevado porcentaje de abstención.
Es la hora de la verdad. Muchas formaciones proponen un cambio. Un modelo de ciudad diferente y que es posible. En ese planteamiento, de saber lo que unos y otros han hecho en la ejecución de su acción de gobierno, está muy claro que la labor del anterior tripartito liderado por José Bernal, en tan solo dos años, supo eliminar la deuda financiera dejándola -sí, créanselo- a 0 euros. Abrió el Ayuntamiento a la participación ciudadana, de verdad. Abogó por la no masificación de espacios públicos para usos privados. No incurrió en ningún tipo de escándalo a nivel nacional.
Ellos no lo van a poder hacer solos. Yo no tengo ni idea de cual será el resultado de estos comicios locales, pero si es seguro -y además conveniente- que habrá pactos. Pactos legítimos de gobierno, aunque debe también quedar claro que tienen que ser estables y no bajo la amenaza de un cuchillo.
Somos los ciudadanos los que tenemos la oportunidad de expresarnos por medio del derecho al voto. Porque el domingo, por fin, llegó la hora de la verdad. Y vaya por adelantada mi felicitación no a quienes se consideren ganadores (generalmente todos) sino a quienes logren formar un gobierno estable y para la ciudadanía.