Cuando las hordas de la ultraderecha campan a sus anchas por las procelosas aguas de las redes sociales y permean a la sociedad, sobre todo a los más jóvenes, reivindicar el 8M, reivindicar el feminismo, se hace más necesario que nunca.
Sólo un dato recogido por el Barómetro Juventud y Género. Identidades, representaciones y experiencias en una realidad social compleja, del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción.
Uno de cada cinco adolescentes y jóvenes varones de 15 a 29 años creía que la violencia de género no existe y que era solo “un invento ideológico”.
Este dato se ha duplicado en apenas cuatro años, entre 2017 y 2021, con un discurso de la ultraderecha anclado en el rencor patriarcal que contempla el feminismo como un ataque a la posición hegemónica del hombre en la sociedad.
Para contrarrestar este discurso negacionista, tres datos más: 13 feminicidios y asesinatos machistas en lo que vamos de 2024, en apenas dos meses. 102 feminicidios y asesinatos machistas en 2023. 100 feminicidios y asesinatos machistas en 2022. 1.245 asesinatos en 20 años.
Más allá de la violencia machista, como exponente máximo de la atrocidad, el feminismo se hace necesario para aspirar a una sociedad mejor. Igualitaria en derechos y libertades, repito, derechos y libertades. Es importante subrayar que cuando el 50% de la población considera que sus ámbitos de actuación, en cualquier situación, se ven restringidos o amenazados, algo no funciona bien en los mecanismos internos de dicha sociedad.
¿Qué podemos hacer los hombres para combatir la desigualdad y defender decididamente el feminismo? Estas son algunas ideas que aporta la FAD al respecto: Apostar por las relaciones entre iguales, rechazando las desigualdades y siendo conscientes de los privilegios que implica ser hombre en la sociedad en la que vivimos, romper con esas ideas adquiridas socialmente que relacionan la masculinidad con la competitividad, la fortaleza y el ser ‘duro’ para dejar espacio a poder mostrar las debilidades y los sentimientos sin miedo, apostar por acabar con la agresividad y la violencia en todas sus formas para poner fin al machismo, los comentarios y expresiones sexistas, los micromachismos y todas las formas de violencia o romper los roles de género aprendidos sobre la masculinidad y la feminidad.
Queda camino por recorrer. Cada derecho es una conquista. Y las conquistas se defienden en todos los ámbitos de la vida cotidiana, y también, sí, el 8M en la calle. Porque el futuro será feminista o no será.