Sólo temen a la transparencia aquellos que tienen algo que ocultar, solo temen a la participación ciudadana aquellos que tienen intereses espurios. El resto, debería aplicar ambas como columnas troncales de la buena gobernanza, donde los vecinos y vecinas tuvieran el poder de decidir y la capacidad de observar la mecánica interna de las instituciones como si de un terrario enorme se tratara.
La corrupción anida siempre en aquellos rincones en los que la transparencia y la participación no existen o son sólo un fotomontaje de cara a la galería. La corrupción no está cómoda en la luz, ni en los focos, ni al otro lado de la línea telefónica “me cuentas en persona mejor, a ver si aprendes de tu padre”.
Los intereses que se hayan detrás de la corrupción son siempre huidizos, amigos de las “puertas B, de las puertas traseras”, como apuntaba la candidata de Unidas con Podemos, Victoria Morales, en rueda de prensa esta semana, lo que nos convierte a la ciudadanía común, sin quererlo en muchas ocasiones, en comparsas de esos mismos intereses.
La socialización de la corrupción es la derivada de la corrupción institucionalizada, cuando la mala praxis se traslada hasta el tuétano mismo de la sociedad, cuando la acción ominosa se transforma en acción, si no común, sí permitida o disculpada por una gran mayoría. De ahí que haya una parte de la ciudadanía un tanto esquiva a la hora de apostar con firmeza por la transparencia y la participación.
Porque la transparencia y la participación son dos automatismos capaces de desarmar las redes clientelares y los andamiajes de las corruptelas con fiereza inusitada, dejar las vergüenzas de corruptores y corrompidos al aire con pasmosa celeridad.
Pero cuesta, cuesta implantarlas porque requiere esfuerzo y pedagogía e implicación más allá del depósito del voto cada cuatro años, cuesta porque hay que creérselo, cuesta porque esos intereses espurios difamarán los procesos a través de sus clientes habituales con un deje de matonismo propio de las mafias. Pero. Pero los resultados a corto plazo son espectaculares, a medio plazo visibles, tangibles, y a largo plazo irreversibles.
De los modos y métodos de la corrupción “La ciudad es nuestra, la Junta... la jodida Andalucía” también se sale, la transparencia y la participación ciudadana son las herramientas y no todas las opciones políticas querrán hacerlo después del 28M.
Un voto para integrar la transparencia y la participación ciudadana como eje vertebrador de la buena gobernanza. Un voto. Un antídoto contra la corrupción.