La ciudadanía no puede vivir bajo el yugo del azar o el arbitrio de las inclemencias. Tenemos que ser puntuales en nuestro trabajo, en la recogida de nuestros hijos e hijas en la salida o entrada del colegio, asistir a una cita médica o a una cita amorosa en el momento exacto. En cualquier caso, nuestra eficacia, la eficacia de una ciudad, también se mide por la eficacia de su transporte público y en Marbella esta es una de las asignaturas pendientes.
Los usuarios de transporte público padecen estas vicisitudes diariamente, se enfrentan a ellas con resignación y los dientes apretados, y la gratuidad de los autobuses anunciada por el equipo de gobierno no va a solucionar este problema, quizá aún más agravarlo.
La calidad del transporte público poco o nada tiene que ver con el precio de su billete, sino con el diseño de un plan de movilidad integral que pase por un estudio de los flujos de tráfico, la adecuación de las vías con la creación de carriles BUS/VAO, la implantación de la intermodalidad, la creación de bolsas de parking disuasorio o la peatonalización de las calles más céntricas. En definitiva, hacer del transporte urbano público un medio de comunicación ciudadana eficaz, práctico, atractivo para su uso.
Las arterias de la ciudad se descongestionarían gracias a una reestructuración atrevida e integral de la red municipal de transportes, no gracias a la gratuidad del servicio. Hay ejemplos que ratifican en la práctica este impulso, como el de la ciudad de Vitoria, que en el año 2009 modificó de la noche a la mañana todas las líneas de sus autobuses urbanos y en diez años ha logrado incrementar el uso del mismo en un 78,5% mientras se aumentaba el precio del billete, los usuarios están dispuestos a pagar más si obtiene un mejor servicio. Este cambio radical se logró gracias a la implementación de otra serie de medias, algunas de ellas comentadas anteriormente, y a la voluntad unánime de todos los partidos del arco político.
Si la medida de gratuidad anunciada por el gobierno del PP y OSP fuera un hito más dentro de un Plan de Movilidad Urbana (de apellido Sostenible al ser posible) que planificara una estrategia multisectorial para mejorar la eficacia y la calidad del transporte público podría entenderla y compartirla, pero así no.
Cuando se dejan tres líneas de fuerte carácter social fuera, como la que conecta San Pedro Alcántara con el Hospital (con el silencio incomprensible del otro socio de gobierno, OSP), así no. Si no se planifica un transporte público incluyente y accesible para las personas con discapacidad psíquica y sensorial, así no. Cuando no se cuenta con la participación ciudadana para recoger opiniones, ideas e intereses comunes y poder aplicarlos a través de un Consejo Municipal de Transporte, así no.
Todo lo demás, a tres meses de las elecciones municipales, suena a otra cosa.