Despliega Portillo con pompa y boato su nueva flota de autobuses repletos de chucherías, que apunta una amiga, esto es modernerías varias, hibrideces, redes de conexión wifi, etc. Nueva flota que concita 18 nuevos autobuses, que son los mismos que desplegaba en la actualidad, 18. Pompa y boato, decía, con gratuidad del servicio para los empadronados incluida. Muchas fotos y muchas familias curiosas se acercan a golismear aquellos animales brillantes con olor a novedad que veremos circular por nuestra ciudad por diez años más pese al deficiente servicio y quejas que la compañía ha servido hasta ahora.
Siempre es buena noticia que la empresa concesionaria renueve la flota de autobuses y de esa nueva flota se espera el confort, la modernidad y la sostenibilidad mínimas para este 2019 en el que vivimos. Desconozco, entono el mea culpa es mi ignorancia, si además de estos avances requeridos también los 18 autobuses son accesibles para personas con diversidad funcional, sería no solo deseable, si no obligado que lo fueran.
Pero, desgraciadamente, hay que incidir sobre el problema radical del transporte urbano en Marbella.
Una nueva flota de autobuses no va a lograr mejorar su eficacia si antes no se ha realizado un estudio participado con la ciudadanía sobre sus necesidades de puntos de parada, líneas, rutas y horarios, sobre las diferentes exigencias de accesibilidad, si esas ideas no son recogidas por la administración pública a través de un Consejo Municipal del Transporte, si no se ha plasman las mismas en un Plan de Movilidad Urbana Sostenible y posteriormente se informa a la ciudadanía con una campaña en medios sostenida en el tiempo sobre esas nuevas paradas, líneas, rutas y horarios, se modernizan los tótem que permitan seguimiento GPS de los autobuses y ofrecen información puntual sobre la llegadas de los mismos, una aplicación que permita un seguimiento permanente. Esas cosas, menos vistosas que una fotografía en el bulevar Pablo Ráez, con los 18 flamantes vehículos brillando al sol ligero de la primavera pero en las que se fundamenta la eficacia real de un transporte urbano público moderno.
Porque se ha presentado la nueva flota, sí, pero nada más. Porque se han comenzado a entregar los primeros carnés gratuitos, sí, pero nada más. Porque ni una cosa ni otra van a solucionar el grave déficit que tiene esta ciudad con su servicio público de transporte y la gestión integral de la movilidad.
Y todo esto suena más a oportunismo partidista que a una voluntad férrea por parte del gobierno municipal a dar a la ciudadanía un servicio de calidad.
Como diría aquella amiga, “mucho lirili y poco lerele”.