El sábado 6 de enero, por la tarde noche, cuando ya había picado y cortado todo lo picable y cortable estas navidades en las preparaciones de los diversos jaleos familiares, regresaba a la rutina primera de estos extraños primeros días del año preparando la cena para Daniela cuando en un despiste, descuido, quizá imprudencia, Zas!, me hice un corte en el dedo índice de la mano izquierda. Manchas de proyección, que dirían en CSI, por una parte de la cocina, pared, suelos. En fin, un panorama.
Urgencias de Las Albarizas. Vacío (parece que los días festivos y los días de fútbol ahuyentan las enfermedades, son vacuna, en la ciudadanía). Triaje casi inmediato, atención exquisita, cuatro puntos y para casa. Todo listo para comenzar el año, ahora sí.
No hay como una patada en la espinilla para quitar el dolor de cabeza. Puesto que había comenzando el año un poco para el arrastre emocional y anímico, como con una piedra en el pecho (casi literal entre las brocas toses), el corte me devolvió a la realidad de lo inmediato, a percibir el aquí y el ahora, porque desconocemos cuándo, cómo, qué nos deparará el trasunto cotidiano de la vida en cualquier momento.
Si despedía el año hablando de la fragilidad, como sentimiento, como emoción, que 2023 había traído hasta los dominios de mis querencias, el leve accidente doméstico corroboraba esta tesis, demostrando precisamente lo frágiles que podemos llegar a ser en un instante.
Ser consciente de esto es el primer paso para afrontar los nuevos retos del futuro, de este 2024 que me llevarán a los 50 tacos, a los 20 de amor con Antonia, a los 10 de confirmación de esos mismos afectos, cifras redondas que permiten acomodar las emociones en torno a una serie de hitos que certifican el avance de la vida con sus fortalezas y sus fragilidades.
4 puntos para iniciar 2024, los amantes de las cábalas y los enigmas quizá puedan encontrar ahí un significado. Por de pronto, a mí me ha servido para abrir los ojos a un futuro que siempre depara incógnitas pero que se mantiene en sólidas certezas.
Feliz 2024. ¡A por todas!