No es un privilegio. Es un derecho que se sustenta en los programas de garantía alimentaria, en los productos de kilómetro cero, en un control directo sobre las alergias, en un servicio para garantizar la conciliación laboral y familiar. Si el servicio se ofrece debe ofrecerse con calidad, con rigor, con los recursos humanos y materiales necesarios. Y ahora, no se está ofreciendo así.
Hablamos de 800 alumnos y alumnas. Hablamos de 3 centros educativos públicos. Hablamos de 11 cocineros y cocineras. Hablamos de los 3 únicos colegios que aún mantienen personal de cocina en sus comedores.
La diatriba competencial que se encuentra en la génesis de este problema no puede ser excusa para ofrecer el servicio en su totalidad. Los colegios Juan Ramón Jiménez, Rafael Fernández Mayoralas y Vicente Aleixandre padecen desde hace años una falta crónica de personal en sus cocinas que afecta al buen desarrollo de los menús diarios y que se agrava con cada nuevo curso escolar. La particularidad, otra más de esta ciudad Marbella, hace que el servicio de cocina se ofrezca con personal municipal cuando correspondería ofrecerlo a la Junta.
Esta situación anómala hace que en muchas ocasiones el Ayuntamiento sea renuente a facilitar los recursos necesarios para garantizar el servicio. Solo la voluntad de los trabajadores de las cocinas ha hecho posible sacar los menús adelante en diferentes momentos. Durante 3 días del mes de febrero de los 11 cocineros y cocineras 5 se encontraban de baja laboral por enfermedad, y los menús salieron adelante solo con el compromiso y esfuerzo de los trabajadores y trabajadoras.
Ante esta situación de inseguridad permanente, desde las AMPAS se solicita que el Ayuntamiento refuerce con personal las cocinas de los tres únicos colegios de Marbella que aún ostentan este derecho, que se sustituyan las bajas por enfermedad, los días de asuntos propios, las jubilaciones. 11 cocineros y cocineras para atender a 3 colegios, a cerca de 800 alumnos y alumnas, que en los meses de abril y mayo pueden reducirse a 9 por dos próximas jubilaciones. Del mismo modo, las comunidades educativas de los tres centros apuestan por la cocina propia como única salida viable a esta situación y no contemplan la intervención de la Junta de Andalucía si esta administración formaliza un pliego de contratación del servicio que incluya cáterin.
Las direcciones de los centros han agotado la vía administrativa.
Las AMPAS ya han alzado la voz.
La aspiración debería ser que todos los colegios de la ciudad tuvieran cocina propia atendida con todos los recursos necesarios, porque no es un privilegio, porque es una garantía, porque es un derecho.
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