El pensamiento granítico, monolítico, clama cada vez más alto, a voz en cuello, la cara sonrojada y la vena yugular henchida, dientes apretados, rabia incontenida.
Al pensamiento monolítico, granítico, le molesta la diferencia porque degrada su concepto unívoco de pureza, su visión obtusa del mundo, sus credenciales de verdad.
El pensamiento granítico, monolítico, retuerce la realidad hasta encajarla en su idea de la vida, de la creencia, del credo y de la fe y la hace pasar por dogma universal.
Al pensamiento monolítico granítico, le escuece que la mayoría sean otros, que sean otras, diversos, diferentes, variadas, plurales, distintos, globales, universales.
El pensamiento granítico, monolítico, se aferra a su idea del pasado como si solo existiera esa visión, esa parcela, esa perspectiva de la historia y la exhibe hasta la indecencia frente a los demás.
Al pensamiento monolítico, granítico, le encanta gritar, aullar a la luna, salir a la calle, vociferar en las barras de bar, en las redes sociales, escupir sus improperios en algunos medios de comunicación.
El pensamiento granítico, monolítico, no tolera la cuestión, la duda, el interrogante, el titubeo, solo atiende a las máximas de tabula rasa, a las proclamas, a los trompeteos imperiales.
Al pensamiento monolítico, granítico, no le gusta debatir ni que le debatan, no le gusta razonar, no le gusta pensar, no le gusta cavilar, no le gusta repensarse.
El pensamiento granítico, monolítico, exhibe las banderas y los himnos y las soflamas como un traje a su medida donde no cabe nadie más, un arma arrojadiza.
Al pensamiento monolítico, granítico, le enfurece que las minorías, que los diferentes, aquellos y aquellas que no caben en sus cánones tengan voz, tengan voto. Le enfurece la democracia.
El pensamiento granítico, monolítico, es dado a las conspiranoias, a los tejemanejes, a los conciliábulos, a las conjuras, a las maquinaciones y a las intrigas.
Al pensamiento monolítico, granítico, se le combate con la razón, con el crisol, con la voz pausada, con resiliencia y empatía, con asertividad, con debate.
El pensamiento granítico, monolítico, tiene su única razón de ser en lo granítico, lo monolítico.
Y hasta ahí llega.
Somos más, los plurales, distintas, diferentes, somos muchos más. No lo olvides.