Una ciudad de infraestructuras agostadas, de proyectos fallidos desde su inicio, de potencial esquilmado no puede resistir que una de las acciones más trascendentales para su devenir futuro se hipoteque, una vez más, a una obra realizada "al estilo compadre".
Porque esos vientos son los que parecen soplar desde la Tenencia de Alcaldía de San Pedro, aventados por un interés electoralista más torpe que evidente al referirse al proyecto de los espigones para sus playas.
Se llega a admitir en público y sin rubor desde la propia tenencia que es preferible apostar por un proyecto inapropiado en lugar de definir, estudiar y exigir el más adecuado, perdurable, sostenible y eficaz como sería la obligación de cualquier administración que se precie.
La irresponsabilidad es enorme. La voluntad implícita de tratar este proyecto al "estilo compadre" es una irresponsabilidad enorme. Enorme por parte de quienes la ciudadanía aspiramos defiendan la mejor de las proyecciones para el futuro y no hipotecar una infraestructura trascendental a los intereses cortoplacistas de un período electoral.
Porque más allá de la anécdota chusca acerca de una lapa, a la que PP y OSP se aferran y reiteran machaconamente como argumento principal de su discurso frentista contra las alegaciones presentadas al proyecto, es cierto que este es inadecuado.
Inadecuado porque, y aquí hago míos los argumentos de las alegaciones, de las 5 alternativas posibles el gobierno eligió la más barata, porque en el proyecto elegido había 6 espigones y en el presentado 5, porque no se contempla ningún espigón en la zona central de playas entre el Alabardero y El Ancla, porque el proyecto no acaba con los interminable aportes de arena que se han de realizar todos los años, porque el proyecto no tiene previsto que los espigones sean transitables, porque no tiene previsto sacar el saneamiento de la playa o realizar la senda litoral, porque necesita un estudio de impacto ambiental que garantice la preservación de la biodiversidad, porque las alegaciones, más allá de un derecho y una garantía del proceso, buscan corregir errores y garantizar el mejor proyecto posible.
Garantizar el mejor proyecto posible.
La regeneración del litoral en la ciudad es urgente, una prioridad, un deseo de futuro compartido, trascendental para la economía y el patrimonio natural costero, y los espigones una de las herramientas para intentar blindarlo, por eso, por su manifiesta trascendencia no podemos ni debemos blanquear un proyecto inadecuado cuya aprobación parece azuzada con el ojo puesto en las elecciones de primavera y no en los temporales de otoño e invierno, una decisión al más puro “estilo compadre”.