FITUR resulta siempre más una feria destinada al autobombo y la autocomplacencia que a la exposición real de los potenciales turísticos de un destino, más a venderse a un consumidor interno, la ciudadanía, la clase política, el tejido empresarial que a volcar su interés en el consumidor externo, el turista, el visitante, en la prospección de nuevos nichos de mercado.
Esta contradicción se forja en que se toma FITUR como el todo y no como la parte, que la presencia de nuestra ciudad en esta feria, imprescindible, debe ser un hito dentro de una estrategia global de marketing, posicionamiento, comunicación, recogidas en un Plan Director de Turismo que marque las líneas estratégicas del sector con un mapa trazado a medio y largo plazo que contemple el desarrollo de la ciudad y los cambios socioeconómicos de la misma.
Este mismo Plan Director de Turismo, plan estratégico, ya lo he reclamado en numerosas ocasiones en este foro y otros. Un Plan Director que sea capaz de proyectar a futuro nuevos mercados, las consecuencias del cambio climático, la sostenibilidad como herramienta de atracción, el cluster con Sierra de las Nieves, futuro Parque Nacional, crear instrumentos para la desestacionalización, un laboratorio de ideas, productos más allá del sol y de la playa en verano, más allá del turismo de lujo, potenciar el patrimonio histórico de una ciudad mil veces habitada y conquistada y rendida y vivida.
Pero el paso de Marbella por FITUR se limitará, como cada año, a una serie de comparecencias públicas de los munícipes, vendiendo las excelencias de un destino de pilares sólidos y marca aún muy fuerte, con la introducción de una o dos novedades en la puesta en escena, destacando uno o dos ejes sobre los que comunicar las acciones, y vuelta en AVE para Málaga.
¿Qué significa FITUR dentro de la estrategia global? ¿Existe una estrategia global?
El futuro del turismo es un reto. La fagotización de marcas clásicas por nuevos destinos emergentes que despiertan de su letargo, el Brexit y sus consecuencias inevitables, el cambio climático y la transformación de nuestras costas, la exigencia de un turista que reclama experiencias y no estancias, la sobreexplotación de los destinos y el alcance de su masa crítica, la turismofobia y la gentrificación de las ciudades, la convivencia entre turista y residente cada vez más tensa, ¿ciudades para vivir o ciudades para visitar?, el turismo sostenible…
¿Cómo afronta Marbella estos retos? ¿Se les está buscando solución desde hoy? Estas son las preguntas a las que un Plan Director de Turismo debería dar respuesta, FITUR debería ser solo un hito en el camino.