“La disposición de líneas de frente e intereses creados instalada en este asunto solo apareja una perdedora, la ciudad de Marbella. Porque la solución será integral o no será. Integral. Y eso se traduce en saneamiento con vertido cero al mar, retranquear y renovar los emisarios y los “pozos de la vergüenza”, frenar la pérdida de arena con planes de estabilización eficaces, terminar con la ocupación artificial, abusiva y descontrolada de las playas, recuperar la flora y fauna autóctona, proteger los espacios naturales, definir e impulsar un nuevo modelo de explotación de los arenales, y con ello, repensar un nuevo modelo turístico. De lo contrario el mar reclamará cada primavera, cada otoño, su terreno, su espacio. Y el llanto y el crujir de dientes será un día irremediable”.
Estas líneas las escribía en abril de este mismo año y eran una respuesta a la situación que padece nuestro litoral con cada nuevo temporal en otoño y primavera, pero podría haberlas escrito ayer. En estos días de verano en combustión, Gobierno y Ayuntamiento han entrado en una nueva diatriba acerca de la necesidad de recuperar la legalidad para un tramo del paseo marítimo que se construyó de aquella manera en los denostados noventa, década del imperio gilista, y que pasa por la reposición del orden natural del Dominio Público Marítimo Terrestre.
Los problemas complejos requieren soluciones integrales, de lo contrario todas aquellas decisiones que se tomen de manera unilateral solo servirán para parchear una realidad tozuda que se impone año tras año. Pero las soluciones integrales requieren tiempo, diálogo, escucha activa, rodearse de expertos y expertas, atender la opinión de las partes implicadas y una buena dosis de solidaridad y empatía primero y pedagogía después.
Todo ello muy alejado de la política frentista que se alienta desde determinados sectores y que aplica una interesada brocha gorda a la toma de decisiones al respecto, cuando lo necesario sería el pincel fino, y que acaba imposibilitando la búsqueda de una solución profesional y científica a un problema que puede acabar con el motor económico de nuestra ciudad a largo plazo, cuando la emergencia climática y el calentamiento global impongan su ley y ya sea tarde.
En el año 2018 Ya hubo un intento en esta ciudad para buscar una solución de este tipo, se llamó “Compromiso Litoral 2022” y nació con la idea de crear un protocolo de actuación que implicara tanto a las administraciones, asociaciones y colectivos, con el objetivo de buscar una solución a la degradación del litoral.
Lo presentó el Izquierda Unida en el pleno municipal de septiembre de ese año, 2018, PP y OSP se descolgaron de esta propuesta constructiva y avalada por diferentes colectivos. 4 años más tarde, en 2022, fecha en la se fijaba la visión de ese compromiso a medio plazo, el debate continúa en el mismo lugar.