Música

Hay un momento, al atardecer casi siempre, cuando las brumas de la calima veraniega y el calor se van disipando en que me retrepo a una mecedora que tenemos en la terraza, me planto los auriculares en los oídos y subo el volumen de alguna de mis listas de Spotify para lograr conectarme de nuevo con el mundo. 

La música tiene, ha tenido siempre en mí, esa capacidad de ensamblar los asuntos que me atañen y colocarlos bajo una mirada nueva. Me ayuda a la evasión y a la comprensión, al divertimento y a la hondura del pensamiento, a la sutileza y al exceso.

Durante la pandemia, esa sensación fue aún mayor, tomar conciencia de su importancia en mi vida, en mi mundo. En gran parte he de reconocer que me salvó del reverso tenebroso aquellos días. Cuando conocí hace unos años a mi psicóloga, Cristina Ureta, le dije que no me mandara meditar, que aquello hacía vibrar en mí un diapasón complejo y me llevaba a ponerme de mala leche. A cambio, me recetó aquello que más me gustaba, escuchar música. Una práctica que cómo digo siempre hacía, pero que ahora tomó certeza de terapia.

Así que cuando se dibuja ante mí un camino visible y generoso de próximos acontecimientos musicales, no puedo más que sonreír. Así este fin de semana ha disfrutado del reencuentro con OJEANDO Festival en Ojén con Los Enemigos o Bud Spencer Band o el especiálisimo concierto de Rufus T Firefly o Living Camboya o las Rebote… Ayer acudí a Starlite a disfrutar de uno de los maestros del latín jazz, Chucho Valdés….

El viernes 8 de julio al auditorio municipal José Pernía a escuchar a granaínos Los Planetas en sus conciertos esenciales…. El día 4 de agosto al festival AlhAutor con Ani B Sweet y Los Estanques… Luego vendrá el Castillo del Cante de Ojén, 6 de agosto, que este año homenajea a una de las grandes, mi vecina La Cañeta de Málaga… Para terminar, por ahora, el 13 de agosto con Jorge Drexler y Coque Malla…

La inversión en cultura es inversión en salud mental, en salud espiritual… La música es un elemento catalizador, capaz de nutrir el alma, de espolear las emociones, de conducirnos a lugares habitados por determinadas emociones… Y no hablo de estilos, cada género tiene su momento, desde la ópera hasta el punk, todos ellos son un bebedizo indispensable para entender, estar, mejor en el mundo.