Iba a comenzar con ese famoso latinajo de ‘alea iacta est’, pero no sería merecedor de la verdad. Porque si hay algo que a estas alturas no esté ya echada es, precisamente, la suerte. Mejor dicho, el futuro. El futuro de nuestra ciudad. Todos los estudios indican que una gran mayoría, sobre todo el electorado más joven, toma su decisión de voto en las ultimas 48 horas, 48 horas previas a la jornada electoral.
Nunca es tarde para decidir qué ciudad quieres, quién quieres que la gobierne y, sobre todo, cómo quieres que lo haga. La acción del voto es una acción primera de rebeldía, de empoderamiento ciudadano, el principio básico en el que se sustenta la democracia. Si no votas, otros votarán por ti. Si no ejerces tu derecho, otros intereses lo harán por ti. Si no acudes al colegio electoral, estarás dejando pista libre al clientelismo y a la corrupción, al gobierno para unos pocos. Es por eso, porque no debemos permitir que nada ni nadie nos arrebate la democracia, un derecho conquistado, por lo que debemos acudir a votar el próximo 28m.
Ahora escucho ya los ecos de esa letanía perniciosa, que se pega a la piel como una costra, una frase demoledora que dinamita los principios básicos de organización y convivencia que nos hemos otorgado: “Todos los políticos son iguales”. Lamento decir a los agoreros incombustibles, los cuñados de mesa camilla y barra de bar y los cínicos de mirada oblicua, que no, que no todos los políticos son iguales. No todos los políticos son iguales.
Hay una recua de mercachifles que miran por el interés propio, que se dejan vencer por los intereses de terceros, que intentan imponerse sobre sus vecinos y vecinas para situar esos intereses propios o de terceros en el tablero de juego de su ciudad. Que olvidan, si alguna vez lo tuvieron, su deber de servicio público.
Sin embargo, hay hombres y mujeres entregados a la vocación ciudadana capaces de transformar una ciudad, de dar servicios para todos y para todas, de gobernar con empatía y ecuanimidad, de manera profunda e intensamente solidaria, ecuánime, justa, con ideas renovadoras, con aliento de progreso, de manera transparente y participativa. Los hay, puedo ponerles nombre, he trabajado con ellos y con ellas, Miguel, Victoria, María, Fátima, Ana, Yolanda.
En estas últimas 48 horas una gran mayoría de electores decide el sentido de su voto.
No escuches a los agoreros, ni a los cuñados, ni a los cínicos.
No dejes que ellos voten por ti, no dejes que nadie vote por ti. Es tu derecho, ejércelo.