Las málagas dentro de Málaga. Llevo unos días con este pensamiento irrumpiendo en mi cabeza. Las diferentes málagas que existen en la provincia, las diferentes málagas que existen en la capital, así como las diferentes marbellas que conviven dentro de Marbella. Todas ellas son Málaga. Todas ellas son Marbella.
Al igual pasa con las españas dentro de España, que todas son diversas y plurales y deben encontrar encaje dentro de una idea común que incluya en lugar de excluir, que sume en lugar de restar.
Los nacionalismos han propiciado una visión de túnel acerca de la realidad, la han domeñado a su forma y han dibujado un constructo que poco tiene que ver con la realidad heterogénea y diversa que compone el tejido social de un país, de una nación, de un estado.
Todos somos plurales y provenimos de diferentes universos sociales, ideológicos y políticos y en la convivencia se halla el arte de la empatía, del diálogo, del crecimiento, de construcción de futuro, en definitiva.
Por eso me niego a que me impongan una idea de Málaga, de Marbella, de España, una idea de visión única, como me negué en el pasado a que me impusieran una idea única de Euskadi.
Nunca me veré reflejado en la España que he visto asaltar la calles estos días tratando de imponer desde el nacionalismo español una idea tan excluyente de nuestro país, donde no parece caber nada más que la nostalgia a un pasado a todas luces superado por la sociedad que trata de imponer una clase de patriotismo de bandera alzada, exabrupto y eucaristía, una España en la que no caben otras españas.
Sin embargo creo firmemente en los valores solidarios, democráticos, pluriculturales, sociales, incluyentes de un modelo de país, una idea también de nación, que sume, que integre, que construya, donde quepamos todos y todas, donde se camine hacia una sociedad mejor.
Mi idea de país no se rompe, mi idea de país se teje en base a lo que tenemos en común y se enriquece con lo que profesamos de diferente. Abrazar la diferencia y hacerla propia es lo que nos hace únicos, grandes y libres.
Deseo que mi hija Daniela crezca en un lugar en la que la libertad sea la bandera y la patria sea su reflejo en los demás, el himno el canto común a lo que nos une y el futuro un camino por recorrer desde la solidaridad, el entendimiento y la empatía.
Afortunadamente, desde ayer esta suma de deseos parece estar más cerca.