Más allá del sol y de la playa, del epítome turístico por excelencia en el que Marbella se contempla como motor económico, nuestra ciudad posee un patrimonio natural excelso, diverso, plural, rico, que se conjuga y combina en muchas ocasiones con ese otro patrimonio histórico industrial al que parece se le quiere volver la cara.
La mina de Buena Vista, la ruta sendero de Los Monjes, la Vereda del Faro, las trochas, senderos y caminos que recorren Sierra Blanca, Puerto Rico, los secretos de Nagüeles, y próximos al mar, la torre Lance de las Cañas, las dunas de Artola, la Torre Ladrones…
Un ecosistema natural y humano complejo, de equilibrios difíciles, sometido a una tensión brutal a causa de la sobreexplotación, la turistificación y la colmatación de los espacios verdes.
En este difícil contexto, las Salidas a la Naturaleza, el programa que las diferentes delegaciones de medioambiente desarrollan desde hace años, se había transformado en un instrumento perfecto para que, fundamentalmente los más jóvenes, los escolares de primaria y secundaria conocieran su entorno, lo pusieran en valor, apreciaran y llegaran a amarlo y a defenderlo.
Estas salidas se realizaban con el personal propio de la Delegación de Medioambiente, personal conocedor del entorno, profesionales de mimo y cuidado, que desempeñaban esta función de guías, de expertos con más que probada solvencia a una media de 8.500 alumnos y alumnas de los diferentes centros educativos de la ciudad, cerca de 350 clases.
Los actuales responsables de la delegación han decidido privatizar el servicio, dejando fuera al alumnado de los institutos de la ciudad con el argumento ciertamente ignorante de que “esos alumnos ya han participado en años anteriores en estas salidas al campo”, como si el conocimiento de tu entorno más próximo tuviera un número finito de posibilidades y ya estuvieran todas agotadas. Es más, esgrimen otro argumento poderoso, la llamada al miedo, a que viene el lobo, asegurando que el personal que se encargaba de estas tareas se dedicará ahora a prevenir incendios.
Más allá de estos argumentos peregrinos, se constata una vez más, el modelo de gestión neoconservador del Partido Popular donde prima siempre la privatización de los servicios públicos en favor de las empresas privadas.
Por de pronto, a Marbella con este modelo le sale a pagar. 535.000 euros en cinco años es lo que costará la adjudicación de esta actividad en la que, reitero, se queda fuera todo el alumnado de secundaria, pasando de 350 clases beneficiadas en conjunto a 145.