Estremecedor, brutal y profundamente cruel. No se puede definir de otra manera el hecho que los medios de comunicación han recogido esta semana acerca de la violencia obstétrica padecida por una paciente en el hospital Materno Infantil de Málaga.
Leo el titular que recoge la noticia: “Una mujer tiene que parir en Málaga un bebé muerto sin epidural por falta de personal en el Hospital Materno”.
Esa, como digo, era la noticia, y esta su continuación y reacciones: “El sindicato de enfermería Satse critica los recortes que sufre la plantilla sanitaria y tanto PSOE como IU piden la dimisión de la consejera de Sanidad, la ‘popular’ Rocío Hernández”.
Y es que aquí no puede haber medias tintas ni equidistancias.
El recorte de personal y la profunda crisis de la sanidad pública no es fruto del azar. Este suceso atroz no es una casualidad ni una mala praxis causa de un error.
Este caso es consecuencia directa de un plan orquestado por las políticas neoliberales del Partido Popular, que ofrece todas las prebendas a la sanidad privada mientras reduce, recorta, merma y mengua la sanidad pública.
Este es su modelo, este es el modelo neoliberal donde la tarjeta de crédito vale más que la tarjeta del SAS y esto nos sitúa a la ciudadanía en diferentes niveles asistenciales, poniendo en riesgo la salud y la vida de todos y todas.
Esta es la realidad. Y la noticia que leía al inicio un ejemplo doloso y cruel de esta práctica.
Los derechos son una conquista y como tal hay que defenderlos. La sanidad pública universal, gratuita y de calidad es una conquista y como tal hay que defenderla.
La tormenta neoliberal que nos acecha nos perjudica a todos y a todas, a la sociedad en su conjunto, incluso a aquellos ratones que no saben que han votado al gato.
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