Txoria txori

Hace unas semanas escribía en esta misma cabecera sobre Mrs. Audrey Hall, una paloma torcaz a la que habíamos bautizado con ese nombre y que había anidado bajo nuestra ventana al amor de una de las farolas de la calle. Una mañana, sin avisar, sin carta de despedida, Mrs. Audrey Hall había desaparecido y nos dejaba un tanto huérfanos, preocupados por su destino.  

Desde nuestro ángulo nos resultaba imposible ver si había dejado huevos en la nidada o no, así que nos resignamos a pensar que se había marchado a buscar un lugar mejor en los alrededores, a encontrar una rama que le diera mayor cobijo o sombra o protección contra los elementos y sus depredadores naturales.

Desde entonces, cada vez que vemos una torcaz revoloteando por las alrededores de la calle creemos, queremos, descubrir en sus evoluciones un atisbo conocido de Mrs. Audrey Hall, la hacemos nuestra.

Y sin quererlo, me viene a la cabeza ese hermoso poema de escrito por Joxean Artze en 1957 y que popularizó Mikel Laboa en forma de canción en 1968, “Txoria txori”, que se ha transformado en un himno popular en Euskadi y que dice así:

Hegoak ebaki banizkio / Si le hubiera cortado las alas
nerea izango zen, / habría sido mío,
ez zuen alde egingo. / no se me habría escapado.
Hegoak ebaki banizkio / Si le hubiera cortado las alas
nerea izango zen, / habría sido mío,
ez zuen alde egingo. / no se me habría escapado.

Bainan, honela / Pero así,
ez zen gehiago txoria izango / habría dejado de ser pájaro.
Bainan, honela / Pero así,
ez zen gehiago txoria izango / habría dejado de ser pájaro.
eta nik... / Y yo...
txoria nuen maite / yo lo que amaba era el pájaro.
eta nik... / Y yo...
txoria nuen maite./ yo lo que amaba era el pájaro.

Sin duda, una metáfora sobre la libertad, la empatía y el amor. Lo mismo que nos ha enseñado Mrs. Audrey Hall estos días. La queríamos nuestra, bajo nuestra protección y observancia, pero de este modo se habría transformado en otra cosa, en una mascota adocenada bajo la lupa de un experimento familiar y nosotros, nosotros, lo que amábamos era el pájaro.