Aquí ya no se habla de votar una opción política que se adecúe a nuestra formar de estar en el mundo, aquí se trata de salvaguardar la democracia frente al latrocinio. Estas elecciones municipales han simplificado las opciones hasta el tuétano, de tal manera que se han transformado en una dicotomía, negro o blanco, en un maniqueísmo, el bien y el mal.
Las últimas informaciones que han despejado los medios de comunicación sobre la alcaldesa Muñoz la inhabilitan ética y políticamente para continuar en su cargo. Los audios publicados por eldiario.es y La Sexta no dejan ya lugar a dudas sobre su papel facilitador, de mediadora, de conseguidora. Y dejan inmersa en un lodazal no ya su figura pública, sino la calidad de la democracia de un ayuntamiento gobernado no sabemos para quiénes o con qué intereses.
El material político con el que se ha de gobernar un institución pública debe ser siempre la vida de la gente, la intención de mejorarla, de mejorar su entorno, el acceso a los servicios públicos, a trabajos dignos y de calidad, a viviendas que permitan desarrollar un proyecto de vida sin tutelajes. En el esfuerzo por luchar con denuedo contra la crisis climática, de mantener vivos los espacios naturales, de proteger el patrimonio etnográfico, histórico, cultural.
Y también de no abandonar a los trabajadores y trabajadoras de la industria turística a la suerte de los intereses privados, defendiendo sus derechos laborales, sueldos dignos. De pelear por un feminismo transversal que trascienda todas la áreas de gobernanza para ser leit motiv en todas ellas. Anteponer la transparencia a cualquier otro interés, la rendición de cuentas como motor ético y la participación ciudadana como eje de la toma de decisiones trascendentales.
Todo lo demás es solo cortijo, nepotismo e intereses ocultos.
De ahí que el 28M se haya convertido en una lucha que va más allá del modelo de ciudad, se ha transformado en una batalla por el tuétano mismo de la democracia, por contrarrestar los ecos del gilismo y la realidad del neogilismo, por el interés propio o el interés general.
Restan 15 días en los que se vivirá una campaña de artificios y alharacas, de propagandas y de medios, de frases gruesas y cartelerías, de bandas sonoras ininterrumpidas.
Que nada de todo ello esconda la verdad misma de estos comicios, la esencia por la que nos jugamos el futuro de nuestra ciudad, que Marbella sea nuestra, tuya, mía, de la ciudadanía, de la gente, o que se responda a otros intereses, a intereses espurios de terceros. Solo eso, nada más. Nada menos.