¿Peatonal o no?

Este verano puede que se haya considerado como la auténtica prueba de fuego para una calle llamada a ser vital y fundamental en el futuro económico de Marbella. La avenida Miguel Cano ha disfrutado su primer verano completamente remozada, ahora bien con un sentido peatonal o semipeatonal, según se mire… 

Y digo que depende la óptica (o el ángulo) desde el que se observe la calle, podemos decir que es peatonal o semipeatonal. La primera opción, sin duda alguna, corresponde a la zona sur de la vía, que también fue la primera en transformarse, acogiendo una gran y animada a la vez que deseada, vida nocturna en sus muchos establecimientos de ocio, aunque en algunos casos creo que se está abusando en demasía de la instalación de terrazas (con tarimas incluidas). La segunda, la zona norte, va acogiendo poco a poco a nuevos negocios aunque mantiene la duda sobre su peatonalización.

Basta pasear cualquier día en estos atestados días de verano, o sirva uno comprobar las señales de tráfico instaladas en las últimas semanas, para saber que la peatonalización en su máxima expresión no ha llegado a Miguel Cano, es decir, una calle por la que no circule ningún tipo de coche (con la excepción de los accesos a los aparcamientos de las viviendas), y que por tanto, suponga una zona por la que pasear sea lo principal o primordial, y por ejemplo, los niños puedan jugar en la calle (como si lo hacen en la zona sur de la calle), sin peligro alguno.





En varias ocasiones, sobre todo últimamente, me he encontrado vehículos estacionados en esa zona -superior- de la calle, así como coches circulando por la misma. Inicialmente pensé que serían algunos despistados que no se habían percatado de la señalización vertical. Pero cuando posteriormente comprobé a numerosos otros coches circulando por allí a cualquier hora del día, incluso a taxis que también pasaban por allí. Y ya tuve que pensar que algo fallaba… Intenté buscar las señales instaladas al efecto y me topé únicamente con dos señales, que anunciaban la existencia de una zona peatonal, y una señal específica que detallaba: “Zona Peatonal, excepto Carga y descarga, de 7 a 11, y el Vado 1659”. Hasta ahí, todo claro, parecía, sólo pueden circular, por la mañana los vehículos de carga y descarga, y lo titulares de plaza en el aparcamiento con dicho Vado, a cualquier hora (lógico, porque tendrán que salir y entrar del garaje).



Ahora bien, cuál fue mi sorpresa cuando en los ulteriores días atisbé la presencia de una pareja de policías locales (los “municipales” de siempre), que moto en pie, impedían el paso a cualquier vehículo que no se dirigiera al permitido acceso por el vado. Bueno, parecía que se ponían medios ante la continua vulneración de una norma de tráfico que impedía la circulación de coches.



Pero la ultimas de las cosas que llamó poderosamente mi atención fue el seguir observando a los taxis salir de la parada allí instalada, a través de Miguel Cano, eludiendo el continuo atasco de Travesía Carlos Mackintosh, y todo porque la señal anteriormente instalada, y que ceñía el paso únicamente a la carga y descarga matinal y a los titulares del vado, se había ampliado a los taxis, lo cual no logro entender del todo.



Es decir, desde el respeto que me merece el gremio del taxi en la ciudad, no creo que sea lógico otorgar el privilegio de circular por esa vía, aunque también es cierto que ese atajo redundará siempre en beneficio del cliente, que se ahorra tiempo y dinero, porque mientras se está parado en un atasco (por ejemplo, en la referida Travesía Carlos Mackintosh), el taxímetro sigue corriendo… ¿Por qué un taxi si puede circular, sin infringir norma alguna, y un particular, que tenga prisa, no puede hacerlo? ¿Qué plus de derecho tiene un profesional de ese gremio respecto a otro ciudadano, que también abona su impuesto municipal? Ya sé que los taxis abonan una licencia, pero lo es para ejercer ese servicio público (y cobrarlo), creo que no para tener más derechos que otros a circular por determinadas calles.

Parece, por tanto, que por lo visto (las imágenes forman parte de esta columna de hoy), Miguel Cano no es del todo peatonal, o al menos cabe la duda.