Es otro de los temas que han trascendido es este exitoso verano para Marbella (en donde la ocupación parece que ha sido alta, a expensas del gasto, que esperamos haya sido el esperado por lo menos). Y es que la proliferación, abusiva, de vendedores ilegales en muchas zonas de nuestra ciudad, especialmente el Paseo Marítimo, no sería noticia si no viene acompañada con una cierta perspectiva de los hechos, así como un análisis de las distintas declaraciones de partes implicadas, y una visión que tenemos los ciudadanos de a pie que hemos visto el antes y el ahora en los últimos meses.
Los antecedes son recordados por todos: tras la agresión de un vendedor ambulante a un policía local fuera de servicio, durante cerca de dos meses, no se vio un solo vendedor senegalés por muchas calles de la ciudad. Personalmente ya escribí al respecto (La Trastienda, “No han vuelto a aparecer”, 4/2/2013; continuación de “Palizas, piratería y otras cosas, 14/01/2013), porque personalmente lo comprobé en varios días alternos, no se veía un solo vendedor ambulante al mismo tiempo que llegué a contar hasta ocho agentes municipales en el tramo del Paseo Marítimo más céntrico. Es decir, ni atisbo de venta ambulante en ese lugar así como en restaurantes de la ciudad, en donde muchas veces se hace realmente imposible disfrutar tranquilamente de una comida o cena porque cada 37 segundos (una vez lo estuve cronometrando) un vendedor aparece por la mesa ofreciendo de todo.
Llegó el verano (terminando casi) y la proliferación de mantas e hileras de bolsos ha sido en ocasiones, agobiante, con apenas paso para las personas… Y ante ello, nula presencia policial, salvo de cuando en vez, un coche o moto patrulla por la vía de servicio de dicha avenida Duque de Ahumada. Y claro, los vendedores ilegales, tras divisar a lo lejos el “zeta”, ya saben lo que tienen que hacer (desplazarse, cada vez eso sí, de manera más parsimoniosa, hacia la playa o Terrazas del Puerto). La imagen, sigue siendo lamentable, unido a ello a diversas noticias acaecidas sobre nuevas agresiones a agentes de la autoridad (esto ya me parece el colmo)
Por otro lado, las declaraciones de los partícipes en este asunto, llámense policías (a través de uno de los varios sindicatos que los representan), y políticos de diversos signos (gobernantes y opositores), no creo que ayuden en nada a la solución del problema. Comenzó el Sindicato Independiente de Policía de Andalucía (SIP-AN), denunciando que la última agresión que ha sufrido un policía local por parte de un vendedor ambulante ilegal obedecía, a su juicio, a la disminución de agentes en las calles que ha habido este verano como consecuencia de los recortes por parte del Ayuntamiento. Y el equipo de gobierno contestando, a través de la Alcaldesa, que en contra de las denuncias que ha realizado un sindicato sobre recortes y falta de efectivos en la Policía Local del municipio, este año "
hay una mayor presencia de agentes en las calles". La regidora señala, además, que se ha hecho un "gran esfuerzo" en la aplicación de las horas extraordinarias para tener la máxima cobertura en materia de seguridad. Como siempre se dice, unos por otros y la casa sin barrer.
Tengan o no razón esos unos y otros (sigo pensando que cada uno defiende sus propios intereses), lo cierto es que en mis abundantes recorridos por el Paseo Marítimo he visto muy poca presencia policial y demasiada de vendedores ambulantes. Todos intuimos que la única forma de erradicar esa práctica ilegal es la presión de agentes, pero de igual forma reconocemos que no se puede tener un policía cada cincuenta metros. Aunque igualmente debemos reconocer que en verano, Marbella requiere en numerosos puntos una presencia de agentes que hace disminuir la disponibilidad en otros rincones. Desconozco si en la temporada estival pueden o no disfrutar de vacaciones los agentes locales (lo normal es que no pudieran habida cuenta de la perentoria necesidad de un mayor número de policías) pero los centenares de miembros del cuerpo municipal deberían estar absolutamente disponibles en esos meses. Cierto es que todos tenemos derecho a disfrutar de vacaciones durante el estío, pero han elegido voluntariamente una profesión que conlleva ciertas cuestiones, vinculadas al riesgo, a esa mencionada disponibilidad, etc. que supone también una restricción en el ocio personal/familiar de cada uno (por mi profesión sólo puedo disfrutar de vacaciones en agosto, cuando todo es multiplicadoramente más caro y cualquier destino está a rebosar… pero no me quejo). Tampoco creo, por otro lado, que dentro del cuerpo de la Policía Local de Marbella, que cuenta con grandísimos profesionales en su gran mayoría, no existan agentes que impongan su periodo vacacional en una época como el verano, sabiendo que son necesarios en la calle más que nunca.
Pese a ello, mi personal y directa percepción del problema de los vendedores ambulantes, es que se ha levantado la veda. Justo cuando Marbella está más llena de gente que nunca… Así es la vida.