¿Todo vale?

19/02/2015
En muchos momentos del día, en numerosos puntos de la ciudad, observo situaciones que, además de estar en contra de la normativa vigente en materia de circulación, están dotadas de un alto grado de incivismo.

Muchas personas parece que no tiene miramiento alguno para con el resto de ciudadanos y dejan sus vehículos como les viene en gana, en el lugar que les apetece, importándoles bien poco si estacionan sobre la acera, siquiera pensando que puedan entorpecer el paso o si ocupan el espacio destinado al peatón. Y todo porque tienen que hacer una gestión y no pueden permitirse depositar 0,35 euros en la zona azul mientras la lleva a cabo. Con esto, no quiero posicionarme a favor del pago por aparcar, puesto que en varios artículos de opinión dentro de La Trastienda he dejado plasmada mi opinión al respecto.

Uno de los puntos negros en ese aspecto es la Calle Jacinto Benavente, debido a la coexistencia de la oficina de Correos y la Administración local de la Agencia Tributaria. En pocos momentos del día puede uno encontrar libre y expedita la calzada, en donde la doble fila es una de las situaciones habituales. Lo malo es que, últimamente, me he podido percatar que las aceras se encuentran en igual -sino peor- situación que la zona destinada a la circulación. Coches, motos, furgonetas copan a menudo el espacio destinado a los peatones.



Uno puede pensar que los “responsables” conductores tienen un extraño sentido del civismo que se nos supone, pero lo cierto es que, incluso, he llegado a contemplar como una patrulla de la Policía Local pasaba por la zona y ni se percataba de lo que yo si había podido ver, es decir, la acera llena de coches y motos. A veces, es curioso como ciertos agentes tienen un especial celo (cumpliendo, eso sí, con la normativa reguladora en cuanto a la circulación), respecto a vehículos estacionados en ciertos puntos, pero hace caso omiso o miran para otro lado en otros lugares. Estoy de acuerdo con que los agentes deben velar porque el respeto –y sobre todo el cumplimiento- a las normas se lleven a cabo por todos, utilizando tanto la mano izquierda como la derecha, según la ocasión y dependiendo de las circunstancias. Por eso no comprendo la intransigencia, en ciertos momentos, y la permisividad excesiva en otras ocasiones.



El problema de aquellos conductores, inconscientes (dícese de la falta de conciencia) es que, incluso, se permiten de dejar el coche (cochazo en muchas ocasiones) en plena arteria principal de la ciudad. Ahí, en la misma Avenida Ricardo Soriano, a la vista de todos, un buen rato ocupando la acera. Me pregunto: ¿No pasó, en más de media ahora, ninguna patrulla policial? Me extraña tanto… sobre todo porque hablamos del centro neurálgico de la ciudad, por donde circulan muchas patrullas, bien sea en coche, en motocicleta o a pie. Creo que, en estos casos, no puede tenerse permisividad alguna con quien, motu propio (vamos, porque le viene en la real gana), deja un coche sobre la acera, importándole un pimiento si infringe la norma vigente y escrita, junto a la norma moral de no fastidiar al vecino.

Parece que, en muchos casos, todo vale para dejar el coche y hacer las gestiones que le interesan a más de uno. Y no creo que deba ser así, máxime cuando, en otras circunstancias mucho menos lesivas, la autoridad actúa. 


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