Adios Navidad, adiós

07/01/2015
Apagamos ya las luces de la Navidad (por cierto, vamos mejorando en ese aspecto, no sólo en el centro de la ciudad sino en zonas como los barrios residenciales), dejamos a un lado las comilonas y los eventos sociales varios. Es hora de volver a la rutina y al periodo obligacional, con un poco de cuesta hacia arriba pero, parece, más llevadera que anualidades predecesoras.

Las Fiestas Navideñas en Marbella, bajo mi punto de vista, han tenido un toque más alegre, por los atisbos de cierta recuperación económica (poco a poco… que algunos piensan que se sale del agujero descomunal sufrido estos años atrás, de un solo salto). He visto mucha gente en… bares sobre todo. Por las calles, a veces, demasiada soledad, salvo en las insoportables, inaguantables y soporíferas galerías de cierto centro comercial, por no hablar de sus insufribles accesos (¿Qué se aparca fácil? ¿Después de tres horas dando vueltas?). Pero la actividad en eso del comer y el beber ha estado de máximo esplendor.

Hemos podido leer en diferentes medios de comunicación como han retornado, después de un tiempo a esta parte, las comidas y cenas de empresa, venidas a menos por las consabidas y repetidas razones. Pero restaurantes, bares, gastrobares, tabernas y taperías, han recibido a comensales dispuestos a olvidar jerarquías empresariales y brindar por un año de trabajo juntos (casi como hermanos…). He escuchado en diferentes emisoras de radio muchas cuñas publicitarias con festejos para despedir el año. Me alegra que exista público ávido de fiesta en la noche más larga (o corta) del año; me entusiasma que los euros vuelvan a moverse de mano en mano para celebrar a lo grande la entrada del 2015; pero más me contenta que mis amigos de los medios de comunicación tengan más publicidad en forma de cuñas anunciando la gran fiesta de la Nochevieja. La temática me ha sonado, en muchos sitios, muy ochentera… Y es que, no sé por qué, pero lo retro está de moda…

A nivel popular (y no me refiero en términos políticos, sino sociales), las Fiestas Navideñas han ido cambiando a lo largo de los años. Según la edad que se tenga, pero sobre todo en la franja treintañera en adelante, se van modificando hábitos y se prefiere celebrar las horas previas a las grandes cenas de 24 y 31, a salir una vez la andorga está llena de suculentos platos, el cuerpo está aclimatado al calor del hogar y, sin duda, el frío es cada vez menos llevadero a ciertas edades (cuando éramos adolescentes ni la lluvia nos hacía quedarnos en casa). Lo que hace unos años empezó de manera íntima ha tomado un aire descomunal, pero a la vez tan puramente marbellero que nadie puede perderse la TardeVieja de La Polaca (con medio pueblo metido, no sé cómo, en la taberna de Francis Guzmán), con donde te encuentras a “to’Cristo”, con un excelente ambiente, sano, divertido y la mejor música del maestro Salas. No contentos con esas horas previas a la despedida del año, se va asentando tambien la TardeBuena, comenzando con un picoteo a mediodía, y acabando justo para ver el mensaje de Su Majestad…

Otra impresión que tengo es la proliferación de las llamadas “zambombás”, que dan alegría a muchos rincones del Casco Antiguo (predominante) pero extensible a otras zonas de Marbella. Sin tener una raigambre marbellera sino más bien jerezana (según mi entender), han sido muchas las tardes en las que estos villancicos flamencos han llenado de música la ciudad.

Al principio de esta primera Trastienda del año mencionaba la iluminación navideña, que personalmente me ha gustado. Cierto es que no llega a la majestuosidad catedralicia de la capital malacitana, pero el Casco Antiguo tiene rincones como el árbol de Enrique del Castillo, cientos de miles fotografiado, o la calle de moda en el centro, Miguel Cano, con esos arcos que iluminaron el año pasado la calle Larios y este año han llegado a estas tierras. ¿Llegarán en la próxima Navidad los arcos góticos de la capital? Hay que seguir haciendo un esfuerzo y destinar cuantos recursos sean necesarios para que el centro de Marbella coja fuerza. No debe el Ayuntamiento cesar un ápice en intentar otorgar fuerza a un, por ahora y por desgracia, moribundo centro. Con todo lo que puede ofrecer… No cesaré yo en reclamar esfuerzos a dirigentes.



Cierto es que, bajo mi punto de vista, las innumerables actividades, casi diarias, para los más pequeños, deberían ir acompañadas de acciones promocionales con los comercios del Casco Antiguo. Tengo varias cuestiones apuntadas, impresiones que he podido intercambiar con comerciantes de la zona más coqueta del pueblo (porque mis encargos a sus Majestades de Oriente los he hecho íntegramente en el centro), ideas para ser planteadas a las autoridades pertinentes. Me parece, tambien, que las dos asociaciones empresariales que representan los intereses de los profesionales y comerciantes del Casco Antiguo, no hacen todo lo que debieran. Hay muchas ideas, al menos en mi cabeza, que quiero trasladar. Por el bien de Marbella.

Es hora, por tanto, de quitarse el traje de fiesta (aunque cierto es que cada vez se estila menos, y se opta por la comodidad de lo casual), pero si es momento de ponerse el mono de trabajo, hay mucho en juego y muchos meses por delante. 
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