Tenemos, sin duda alguna, la autopista más cara del mundo, si tenemos en cuenta la distancia kilométrica y el precio que se paga por usarla, amén de disponer distintas tarifas dependiendo la época del año en la que nos encontremos. Para ir poco más allá de Fuengirola (porque no pueden engañarnos diciéndonos que la Autopista nos lleva a la capital), pagamos en temporada alta más de siete eurazos por poco apenas veinte kilómetros. Como si en temporada baja prestara un servicio diferente para cobrar cuatro euros y medio… ¿La calzada es la misma? ¿Los kilómetros son los mismos? ¿la seguridad que proporciona es la misma? Supongo que apelarán a la dichosa ley de la oferta y la demanda, esto es, si en verano demandan más vehículos el uso de la Autopista, hay que subir el precio. ¿Por qué? Si precisamente, al absorber más coches y camiones, se ralentiza la circulación, y el pago del peaje se hace más lento, con la consiguiente pérdida de tiempo en la zona de Calahonda, donde se sitúa el punto de pago…
Es de vergüenza que la alternativa a la vetusta y peligrosa carretera de la costa, con decenas de salidas y vías de servicio, sin apenas arcén, con la continua limitación a los 80 km/h sea una vía sólo para los más pudientes. Y con la permisividad de las autoridades que consienten que, además, publiciten en los paneles electrónicos aquello de “ojo, por el peaje puedes ir a 120, pero por la gratuita no se te ocurra pasar de 80…”. Animando a usar la vía de pago.
Por otro lado, hace poco más de un año entró en servicio una vía de comunicación tan necesaria como esperada para todos aquellos que entran (o salen) en nuestra Costa del Sol por carretera desde el interior de Andalucía y del resto del país. El puerto de las Pedrizas tiene una alternativa en la AP-46, que supone un ahorro en cuestión de tiempo de casi tres cuartos de hora, sumando dicha autopista y la llamada Híper Ronda de la capital malagueña, que nos permite llegar a la altura del Palacio de Congresos de Torremolinos en un periquete, y alivia igualmente el tráfico en los desplazamientos de la Ronda Este. Ahora bien, la concesionaria ha decidido tomar hace días cartas en el asunto al observar la reducción en la caja, en vista de que poco más de nueve mil vehículos la usan diariamente, y ha bajado el peaje de 3,20 a 1,90 euros.
Dicen los responsables de la concesión que la vía es poco conocida. ¿Creen que la gente ahora la conocerá más por abaratar su precio? Y ojo, que el precio hasta ahora vigente no me parecía descabellado teniendo en cuenta que supone un ahorro considerable de tiempo así como una mejor prestación que la vieja carretera de Las Pedrizas, que hacía insoportable la entrada o salida de Málaga hacia el interior, con miles de curvas y un diseño absolutamente zigzagueante por la orografía del lugar.
Pero cuando alguien baja considerablemente el precio de los servicios que oferta, siempre le lleva a uno a pensar y reflexionar en algo que pude observar recientemente en un programa de reportajes sobre hoteles de lujo. La directora, muy joven por cierto, afirmaba con toda razón que no habían reducido los precios en época de crisis, y todo ello con el siguiente planteamiento: si hasta ahora le cobraba 400 euros por habitación, y ahora le cobro 200 euros, el cliente podría pensar que antes le estaba “estafando”.
Pues en el caso de la Autopista pasa lo mismo, si ahora los responsables de su gestión bajan las tarifas a casi la mitad… ¿es que antes nos estaban cobrando de forma exorbitada?
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