Bienvenida sea

Hace unos días tuve conocimiento del homenaje, merecido sin duda, a D. Rogelio Vigil de Quiñones, médico marbellero, uno los protagonistas de aquella gesta conocida como los "Últimos de Filipinas", hazaña en la que un grupo de medio centenar de hombres, en 1898 resistió, en la pequeña iglesia de Baler, y quien da nombre a uno de los lugares más conocidos dentro de existentes parques tenemos en la ciudad. 

Ciertamente supe del homenaje a posteriori (sobre todo por el amplio y magnífico reportaje de este medio de comunicación). Cuando leí la noticia, al margen de poder ver la amplia representación castrense y conocer la presencia de familiares del homenajeado, comprobé la mención a que, dichos familiares, aprovecharon la presencia de varios miembros del equipo de gobierno local para insistirles en que restauren la ermita, que se encuentra abandonada en el parque Vigil de Quiñones.

Sin querer medallas, ya que eso lo dejo para los deportistas y, tambien, para los militares, echando la vista atrás y tirando de hemeroteca, pero sobre todo, recordando las miles de veces que, al circular por el Camino del Pinar, observo el lamentable aspecto de la antedicha ermita, es momento de agradecer que se tomen en serio la petición de restauración de ese coqueto e histórico templo. Y, como siempre digo, las cosas no hay que hablarlas en las tertulias de barra de bar o puerta de colegio, hay que hacérselas llegar a las autoridades pertinentes. Y eso precisamente llevo haciendo hace años, basta con leer La Trastienda del 26/05/2013 (“Sin visos de arreglo”) para corroborarlo.

Pero es que, anteriormente, en otro medio de comunicación escrita, en formato papel y antes del nacimiento de este periódico, también deje constancia de la situación, penosa, triste, patética y paupérrima, de esa pequeña ermita que durante décadas se mantuvo en pie, y reivindiqué tomar acciones para restaurarlas.

También he leído en diferentes medios que desde el Ayuntamiento, se han tomado ciertamente en serio las quejas de los familiares de D. Rogelio. Por mi parte, si la protesta familiar ha provocado que se cree una voluntad (definitiva) de restaurar la ermita del Vigil de Quiñones, bienvenida sea… pero pienso que deberían tomarse en cuenta las cosas que el pueblo reclama a través de los diversos canales. Al menos, en este espacio de opinión he dejado constancia de algunas. Pero sólo por una razón, me duele mi pueblo y me gusta que se hagan bien las cosas en él. Y si puedo aportar un pequeño granito de arena, ahí siempre lo dejo.