En las últimas horas, y por ende, en los últimos días, la actualidad informativa de esta, nuestra Marbella, se ha centrado en algo que se veía venir hace tiempo, algo presagiado, esperado aunque no deseado. Y por ende, en la calle era algo rumoreado y murmurado desde hace mucho tiempo, en cualquier rincón de la ciudad y a cualquier hora.
La Junta de Andalucía, harta del silencio del concesionario de la ampliación del Puerto de la Bajadilla, ha iniciado los trámites administrativos para la resolución del contrato de concesión. A partir de ese momento, parecen romperse ciertos silencios (no sólo por parte del mencionado concesionario, es decir, el Jeque, sino por la propia administración concedente), pero se hacen de una manera un tanto curiosa, cuando no extraña y heterodoxa.
Desde la tarde-noche del pasado viernes, en que se supo el comienzo en la ejecución de la decisión de la administración competente en la materia, se han sucedido distintas manifestaciones de partes implicadas, y posteriormente, de la opinión pública. Bajo mi punto de vista, han existido ciertas dosis de demagogia en las opiniones vertidas desde algunos puntos, pero de igual forma la cuestión hay que analizarla más profundamente, pero sobre todo, de una forma completa, desde el comienzo, viendo/conociendo cómo se han sucedido los acontecimientos, pero por encima de todo, siendo conscientes que los ciudadanos de Marbella -los mayores perjudicados en todo este asunto- ya veíamos venir lo que ahora ha sucedido.
¿Qué motiva el comienzo del expediente de resolución de la concesión? Según se ha podido saber, el expediente resume los incumplimientos del contrato firmado el 1 de diciembre de 2011 en cinco puntos, que son en realidad cinco incumplimientos: la no constitución de la sociedad en la forma exigida por el contrato; la no presentación del proyecto; el no abono de la retribución anual pactada; el incumplimiento de ciertas obligaciones contraídas en cuanto a la dotación de una estructura administrativa que asumiera la gestión operativa y económica del recinto; y la existencia de un impago general a los prestadores de servicios en el puerto con una demora en su abono superior a un año. Es decir, que una de las partes contratantes ha incumplido reiterada y sobradamente sus obligaciones, sin importarle las consecuencias derivadas de ello.
¿Qué actitud ha mantenido el concesionario durante este tiempo? Silencio, mutismo, secretismo… la callada por respuesta, vamos. Eso es lo que creo que ha motivado, bajo mi punto de vista, que la Junta de Andalucía, haya puesto a fin a prórrogas y haya decidido emprender acciones para que Al-Thani al menos diga algo. ¿Quiere hacer el puerto, no lo quiere hacer, no tiene dinero para hacerlo, espera tenerlo en cierto tiempo, no le interesa ahora porque no le permiten construir un hotel…? Algo, diga algo.
¿Qué ha contestado el Jeque? Aparte de la forma de comunicación, en que parece haber instaurado la red social Twitter como nuevo sistema de respuesta a los requerimientos en los procedimientos administrativos, creo que las declaraciones han sido desacertadas y sin razón alguna, máxime cuando no ha querido abrir la boca o el pico (nunca mejor dicho por aquello del logotipo en forma de pajarito en Twitter) en muchos meses.
Al-Thani ha vertido una serie de declaraciones que no tienen justificación alguna, y lo que es peor, no dice nada sobre los meses de silencio, las omisiones a los distintos requerimientos, por no hablar de la simple falta de comunicación con su socio, que no es otro que el ayuntamiento del lugar donde pretendía (parece ser) hacer un puerto. Se limita a afirmar, insisto, vía “tuits”, que "la decisión está en manos de la Junta de Andalucía" y añadía que "espero que todo el mundo conozca este asunto"; aunque comenzaba pidiéndole al Gobierno regional "igualdad, justicia y afecto", continuando con un segundo mensaje en el que mostraba su "respeto” por la alcaldesa, Ángeles Muñoz, que "ha cooperado con nosotros muy bien, le estoy muy agradecido". También le dio tiempo a afirmar que la administración autonómica "no quiere que el proyecto funcione en la región, ni dar oportunidades de trabajo a las empresas y a las personas". Y concluía diciendo que "no creo que vuelva a la zona", y que lo hará solo en caso de "ser bien recibido, con igualdad y respeto”.
¿Qué vienen a decir los mencionados “pios pios” (en el lenguaje internauta)? Estos tienen mucho que analizar y comentar, sobre todo porque da siempre la impresión que al catarí, cuando las distintas instituciones ponen en marcha mecanismos derivados de su caprichosa inactividad, empieza a despotricar de todo y contra todos. Pasó cuando la UEFA inició el asunto del Málaga CF, que margen de la posible existencia de otros clubes en igual situación, lo cierto es que ha sido él quien ha dejado de abonar sueldos y cumplir con sus obligaciones como propietario. La cuestión la resolverá a comienzos del próximo mes el TAS (Tribunal Arbitral del Deporte), espero que favorablemente para los malagueños, pero la causa de todo, recuerdo, está en el incumplimiento empresarial. Por no hablar de la derrota a nivel deportivo, en Dortmund, que al margen del fuera de juego múltiple de hasta cuatro jugadores alemanes, lo cierto (y así lo creo sinceramente) es que los blanquiazules fueron unos auténticos pardillos, pues no pueden eliminarte en apenas 70 segundos, ganando1-2… o que empataron sin goles en la ida diputada en La Rosaleda.
¿Qué parte de razón tiene el Jeque? En alguna de las cosas que ha afirmado, es claro que tiene razón, sobre todo en que ha recibido toda la cooperación por parte del consistorio. Sin duda, por parte del Ayuntamiento de Marbella, como no podía ser menos, se ha prestado siempre el máximo apoyo, y se intenta que el proyecto no quede en saco roto. En ese punto, tengo clarísimo que la Alcaldesa -y por ende, la ciudad- quiere que el puerto se haga (frente a lo que otros, con intereses meramente políticos, afirman que el proyecto de la Bajadilla era un globo sonda en las pasadas elecciones municipales). Es algo que Marbella necesita y en la que todos teníamos muchas esperanzas, pero visto lo visto… Progreso, riqueza, trabajo, inversión para Marbella, ¿quién no lo va a querer?
¿Qué parte de razón, en cambio, no tiene el Jeque? Sinceramente, y pese a lo que también puedan opinar muchos (y que también he leído estos días en las redes sociales), no creo que la Junta de Andalucía no quiera que ese proyecto se hubiese realizado, ni que rechace inversiones. Sobre todo porque a mayor inversión, más pasta para las arcas autonómicas (aunque luego en Marbella no reviertan ni una millonésima parte de lo recaudado… ver ejemplo de épocas pasadas, en donde los millones recaudados en esta tierra han servido para crear infraestructuras en toda la región, menos en Marbella). Y pienso esto pese a que, de igual forma, me parece vergonzosa y patética la actitud del ejecutivo andaluz con las obras del hospital, con la necesidad de centros de salud, con la construcción de colegios así como todas y cada una de las carencias que tenemos (que aún son muchas). De igual forma, la falta de igualdad y respeto con la que afirma haber sido recibido, no tiene ni pies ni cabeza. Al-Thani debe saber que en un estado moderno como el nuestro, donde rige el principio de legalidad en los procedimientos administrativos, lo que no vale es ser parte en una concesión, no atender requerimientos del concedente, desaparecer, no cumplir con las obligaciones (insisto, firmadas), y cuando la administración toma medidas, afirmar que se le ha faltado el respeto y tratado con desigualdad, cuando no aprovecha para hacer alusiones a discriminaciones por cuestiones de raza o religión…
¿Quién tiene la culpa en todo esto? Claramente, el Jeque, que no ha cumplido. Pero es que no sólo es que haya incumplido, es que no dado señales de vida, eso es lo que además mosquea al personal, como igualmente incumple con el Málaga C.F, donde sólo aparece para criticar a las instituciones cuando se tuercen las cosas, pero debe recordar que el que impaga salarios y obligaciones tributarias es é, y que a fecha de hoy no existe siquiera una mínima planificación para la próxima temporada. Y aunque la Junta no es santo de mi devoción sin duda alguna, creo que ha estado aguantando mucho tiempo esperando que el concesionario moviera ficha o al menos dijera algo. Incluso, creo que aún está tiempo de exponer los motivos de su incumplimiento, pedir una moratoria pero dejando claras las razones, pero sobre todo dejar sobre la mesa, formalmente, si tiene intención de construir el puerto o no.
¿Es tan difícil aclarar qué se pretende hacer?