Asistí, con interés y a través de las pantallas de la televisión municipal, al debate de los diez candidatos a la Alcaldía de Marbella. Y como los tiempos han cambiado, hoy se ve la pequeña pantalla con las redes sociales (especialmente Twitter) en las manos, comentando las “mejores jugadas”, que se diría en términos deportivos, a través del ordenador, la tableta o el propio teléfono móvil.
Tenía ganas por conocer, de una tacada y en pantalla, lo que podrían decirme quienes aspiran a gobernar esta ciudad, y presidir nada menos que el consistorio de Marbella. A algunos candidatos lo conozco de sobra, por cercanía, por vecindad o por ser naturales de este pueblo. A otros, por ser compañeros de profesión, y a otros simplemente los conozco por estar en el candelero informativo últimamente, debido a estos comicios locales.
Antes de nada, debo felicitar a los responsables del ente público por el desarrollo del programa, tanto en el aspecto técnico como en la moderación del presentador del debate (sin duda, mi viejo amigo Roberto Calzada estuvo impecable… e implacable).
A grandes rasgos el debate no ha cambiado en nada la opinión que ya tenía acerca de estas elecciones, pero sí que ha ratificado las ideas que ya disponía sobre ciertos candidatos, quienes -con todo mi respeto- no tienen, a mi entender, capacidad, bagaje y preparación para afrontar el importante paso de pretender ser Alcalde de mi pueblo. A veces me pregunto, incluso, que se les pasa por la cabeza a algunos para tomar parte de algo tan importante como ser Alcalde de Marbella.
De los diez candidatos, claramente sobran más de la mitad. No tengo absolutamente nada en contra de ellos, a nivel personal, pero creo que para pretender ser el regidor y la máxima autoridad de esta ciudad, se precisa de algo más de lo que han mostrado en este debate. No tienen siquiera gancho político y sus palabras me parecen demasiado vacías de contenido, y sus propuestas nada nuevo aportan a la ciudad. No me quiero centrar en ninguno, pero entre algún que otro “friki” y otros que, sencillamente, el cargo les va demasiado grande, los descarto directamente. Por no hablar de algunos miembros de candidaturas, en elevados puestos… ¿En serio piensan que están capacitados para ser Teniente Alcalde de este pueblo mío?
Si me centro en los restantes cuatro, cada uno tiene sus ideas, sus proyectos, sus pretensiones, su concepto de Marbella… Aunque ya “en directo” lo comenté con él a través de las redes sociales, creo que Miguel Díaz (IU) fue uno de los mejores oradores que se sentaron en el Hospital Real de la Misericordia, pero estamos en las antípodas ideológicas. Miguel creo que puede ser un correcto concejal de la oposición, mostrando sus ideas aunque -insisto- discrepamos mucho en lo ideológico. En cuanto a Rafael Piña (OSP), tiene su mensaje, defiende su San Pedro, pero ciertamente no me gustan a veces sus formas. Dentro de la variedad ideológica, respeto su posición pero no la comparto.
Me quedan los dos candidatos, a mí entender, llamados a luchar por la Alcaldía. José -Pepe- Bernal (PSOE) es un marbellero que tiene un cierto tirón entre su propio electorado, es de aquí, que no es poco, viendo los antecesores que tuvo en la lucha por la Alcaldía (y es algo que sigue pesando, García Marcos y Paulino Plata, que demostraron que Marbella les importaba un pimiento). Pero, sinceramente, y él sabe perfectamente mi opinión, creo que le faltan muchos números para ser la máxima autoridad municipal (equipo/lista flojita, luchas internas que todos sabemos, rémora que supone la gestión socialista a nivel autonómico y nacional, etc.).
Y por otro lado, la actual Alcaldesa Ángeles Muñoz. Creo que la candidata del PP es la más preparada de todos cuantos optan al sillón de la Plaza de los Naranjos. Ha demostrado, a mi parecer, que es la más preparada de cuantos pretender dirigir el consistorio. Tiene un tirón y un bagaje que no tienen, siquiera muchos altos cargos del gobierno de este país. ¿Aspectos negativos? Sin duda, como todos. Personalmente, debido a mi vieja y cercana amistad con muchos de los miembros de la candidatura, les he hecho saber que ciertas “cagadas” (con perdón del término, pero es literal) les pueden perjudicar mucho, teniendo en cuenta que están al borde la mayoría. También, a veces, se rodean de algunos “frikis” (no sólo van a estar enfrente, tambien los tienen en su círculo), personajes que no hacen sino restar. Igualmente, la lista presentada me parece, cuanto menos, extraña y, manifiestamente mejorable. Por no hablar del tema de las lindes, que está más oscuro que claro, o la a veces, falta de claridad en ciertas cuestiones.
Cierto es que un gobierno de tres o cuatro partidos puede ser la auténtica (e indeseada) ruina de la ciudad. Una Marbella que resurge a pasos agigantados. Una Marbella que no han podido destruirla. Una Marbella que precisa de un gobierno estable y fuerte. Y, sinceramente, me da grima pensar en una coalición de partidos (intereses) llevando las riendas de esta ciudad. Siempre he sido partidario de las mayorías, porque permiten la gobernabilidad, pero siempre bajo los controles (que los hay) del sistema administrativo y judicial. Sobre todo para no repetir ciertos episodios.
Última semana de campaña. Y el domingo, es obligada una presencia masiva en los colegios electorales. El voto es libre, pero siempre lo he entendido como un deber y una obligación. Que no haya día de playa o pereza dominguera que impida llevar a cabo ese acto que tanta importancia tiene.