Me vino a la memoria la conocida canción de Ketama, que decía precisamente lo contrario al título del comentario de hoy. Y vino a la mente hace unos días (ya pasados, puesto que obligaciones varias me han impedido entrar en esta Trastienda) cuando un amigo me contó lo que le había ocurrido, diciéndomelo con la sana intención de hacerlo público en este privilegiado espacio de opinión.
Momento de alegría porque su Atleti del alma se había alzado con la Liga, y como es tradición en este país -y en cualquiera- se enfundó su zamarra rojiblanca, presto y dispuesto a celebrar el logro en alguno de los bares situados en el Puerto Deportivo de Marbella.
Portero (por llamarlo de alguna forma) de un establecimiento “con sabor a limón” le impidió la entrada alegando que con una camiseta de un equipo de fútbol no estaba permitido el acceso. ¿Es que estamos hablando de un exclusivo club, con acceso restringido a las altas esferas de la “high society” marbellí? Nada más lejos de la realidad. Una vez más, aplicación arbitraria y caprichosa del derecho de admisión, saltándose la normativa a la torera y amparado en la ausencia de autoridad policial a la que dirigirse en tal caso. Habrá que ver si el establecimiento cumple la escrupulosa normativa en cuanto a los servicios de admisión, si esos trabajadores están dados de alta… pero como no hay guardia a la vista, no se puede hacer nada.
¿Es eso bueno para la imagen de nuestra ciudad¿ ¿Es positivo para el intento de relanzamiento de un Puerto Deportivo que vuelve a estar de moda? ¿Qué demonios pretenden algunos bares, con medidas como impedir el acceso a un cliente, por el simple hecho que lleva una camiseta del club de sus amores, que por cierto, esta noche ha ganado la Liga? ¿Tendrían el mismo trato horas antes? ¿Emitieron el partido por las pantallas de televisión allí instaladas? ¿Tendrán el mismo trato en el próximo Mundial? ¿Permitirán que vayan los clientes, ataviados con la casaca roja, cuando menos enfundados en la bandera rojigualda? ¿Se usará el mismo rasero que con mi amigo colchonero?
A veces pienso que, por mucho que queramos relanzar la imagen de esta ciudad, en realidad en numerosas ocasiones, este pueblo mío es un ejemplo del más puro catetismo, porque encasillamos a las personas, y sólo pretendemos que llenen ciertos bares o establecimientos de ocio, chicos fotocopiados, con el mismo look de engominado, pelopincho con camisa entallada (a punto de estallarles), o ellas que parecen tambien salir de la copistería (y no es el lugar de tomas copas…), todas igualmente vestidas, con el mismo corte de pelo y los mismos centímetros de tacón. Y porque un simple vecino, cliente otros días, vaya ataviado ese día concreto de celebración, con la camiseta de su equipo (insisto, que había ganado la Liga), no le dejan entrar, importándole bien poco si pensaba ese cliente gastarse un pastizal en ese bar, para celebrar el triunfo bebiéndose “hasta el agua de los floreros”.
Muchas veces, en cambio, pienso, que estamos locos y, desde luego, no sabemos lo que queremos…
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