Una de mis actividades preferidas durante los fines de semana es hacer deporte matutino, cerca del mar, aprovechando el amplio y largo Paseo Marítimo. Cualquiera que también tenga esa saludable afición, habrá podido comprobar como decenas de ciudadanos aprovechan las primeras horas del día, casi al amanecer, para quemar calorías y poner el organismo a punto.
Desde hace varios años, en diferentes puntos de la ciudad (no sólo en Paseos Marítimos sino en parques, polideportivos…) se han instalado las denominadas máquina biosaludables, para que los ciudadanos, de forma gratuita, puedan ejercitarse de muy diversas formas, y que suponen un completo ejercicio si uno utiliza todos y cada uno de los aparatos existentes.
Para un gran sector de la ciudadanía, que no tienen acceso a alguno de los diferentes centros deportivos, ya sean públicos o privados, la instalación de esos gimnasios al aire libre ha supuesto que vecinos puedan ejercitarse con distintas actividades a plena luz del día, aunque en numerosas ocasiones uno puede observar a niños subidos sobre las referidas máquinas, con la connivencia de sus progenitores (ya saben que, últimamente, padres y madres están esperando la mínima para permitirles que hagan esto y aquello con el objeto de que “les dejen tranquilos”…).
Cierto es que pudiera pensarse que las referidas máquinas biosaludables suponen una competencia directa para los centros deportivos privados, que en Marbella los tenemos (no muy abundantes bajo mi punto de vista) pero si con buenas instalaciones. Lo cierto es que no creo que ese servicio prestado por la administración suponga una competencia directa para los gimnasios, ya que el que acude a uno de esos centros lo hace por diversos motivos y buscando una serie de servicios que, sin duda, no lo prestan las máquinas del paseo, o de los parques y polideportivos.
Pero, para el que lo desee, supone una bonita opción el hacer deporte junto al mar.
También es de justicia hacer mención a las labores de mantenimiento que necesitan unos aparatos situados a escasos metros del mar, con los problemas de oxidación que padecen por los efectos de la salinidad y humedad. En muchas ocasiones, el Ayuntamiento se ha visto obligado a cambiar muchas de las máquinas existentes ante el estado que mantenían.