La Bajadilla, esa desconocida

Hace pocos días, en uno de mis matutinos y deportivos paseos de los fines de semana, llegué hasta el Puerto Pesquero de la Bajadilla, el recinto portuario en boca de todos y situado en el barrio del mismo nombre. Un lugar que de un tiempo a esta parte se ha convertido en preciado objeto del deseo por el proyecto de ampliación, un proyecto que por desgracia, no deja de ser eso, un proyecto, boceto, idea, sueño, fantasía… La ausencia de avance en el asunto, el desconocimiento sobre lo que pasará realmente en ese lugar nos tiene a todos un poco desconcertados, pero ¿quién se ha acordado de los habitantes de ese barrio¿ ¿Alguien ha pensado que se hará con los propietarios de las casas allí existentes?

 

Durante meses hemos asistido a diversas informaciones acerca del concurso para la construcción de la ampliación del puerto; noticias sobre la alianza del consistorio con la empresa vencedora en el concurso (el famoso Jeque); averiguaciones sobre el proyecto a presentar a la administración competente y su posterior denegación en cuanto a ciertas cuestiones incluidas en el plan del nuevo puerto; crónicas en relación a la posible desbandada (no querida por nadie), o al menos el silencio delatador del millonario catarí que tenía o ¿tiene? intención de construir el recinto; pero lo que parece que ha pasado desapercibido para todos es qué ocurrirá con las viviendas asentadas desde hace décadas en esa popular barriada de la Bajadilla, con buenas gentes de la mar viviendo allí  siempre con la imagen y bajo la protección de su querida Virgen del Carmen.

 

¿Se ha hablado con los vecinos allí residentes para ofrecerles información sobre el proyecto en relación a sus casas? ¿Se ha tenido en cuenta que existen casas a pie de puerto y que no aparecen en ningún boceto? ¿En aquel famoso video montaje publicitado a los cuatro vientos, se dice algo de los domicilios de esas familias? ¿Qué se les ha prometido y, sobre todo, en qué forma, para que vivan mientras se ejecutan las obras, y qué ocurrirá cuando esté el puerto finalizado? ¿Un alquiler de otra vivienda y posteriormente la propiedad de una casa una vez finalizada la ampliación? ¿O será una expropiación en toda regla? Y ojo, la crítica no va ni contra los concesionarios, ni contra los socios del concesionario (esto es, el Ayuntamiento). Es un mensaje para todos aquellos con cierta responsabilidad en lo público, que hablan y hablan del puerto, del sueño del puerto, de la ilusión del puerto para la ciudad, del turismo de cruceros, pero nunca de la realidad y los sueños de quienes viven desde hace años en La Bajadilla.

 

Y todo ello únicamente respecto a las viviendas. Pero ¿qué ocurre con los tradicionales bares allí situados en donde todos hemos acudido a tomar fresco y rico pescaíto frito? ¿Alguien ha hablado con los responsables de La Relojera, Luca, Los Cañizos, Canuto o el Hogar del Pescador?