Hasta aquí, todo está claro. Ha existido la lógica buena voluntad que debería existir entre administraciones para conseguir el bien común. Es lo que se llama el principio de lealtad institucional. Personalmente, quien más gana -además de las cuentas municipales- es la amplia nómina municipal, excesiva, descomunal y abultada, como siempre he manifestado y no sólo en este espacio de opinión. Por eso, muchos respiraron tranquilos ya que, de momento, no van a sufrir otra reducción en sus sueldos (bastante “jodidos” están ya muchos).
Es decir, la cuerda, que estaba tensada al máximo, no acabó por romperse gracias al acuerdo suscrito por los munícipes y los gobernantes autonómicos.
Ahora bien, toca ahora el momento de seguir reflexionando sobre diversas situaciones que, en últimas fechas, han acaecido, que se han sabido y que, pese a haberse prometido, no se han cumplido a pies juntillas. Me refiero al verdadero fondo del asunto:
- Bien es cierto que la Junta de Andalucía debe otorgar todas las facilidades (y más) al Ayuntamiento para devolver el préstamo otorgado entonces, todo ello en base a que el gobierno autonómico no tenía otra que ayudar a esta ciudad por todo lo que había dejado de invertir en un lugar que le ha dado miles de millones en la ya lejana época de vacas gordas. Hemos contribuido, con los impuestos generados en este término municipal, en que por toda Andalucía se construyan polideportivos, bibliotecas, centros de salud, menos aquí. Debemos ser los tontos que pagan todo de todos, pero no te dan ni agua…
- Más cierto es que el Ayuntamiento tiene que devolver el préstamo concedido, con un interés ventajoso (ya quisieran todos tener ese interés en sus operaciones de débito…).
- No menos innegable es que la situación de este ayuntamiento es excepcional, por el desfalco sufrido y todas las cosas que, sabidas, han pasado aquí. Todo lo que ha pasado aquí, con muchos mirando para otro lado…
- Más indiscutible es que pese a la existencia de una normativa nacional que establece la reducción en los sueldos así como eliminación de pagas extraordinarias, no se puede aplicar el tijeretazo a los más débiles mientras los más fuertes siguen ganando auténticos pastizales mensualmente. Algunos siguen siendo “del taco”, como decían Los Morancos…
- Pero lo que a mi entender es más grave, es el incumplimiento municipal de informar a los vecinos sobre lo que cobran todos (TODOS) los que trabajan en el Ayuntamiento. Cuando se dice que se va a publicar el listado de los trabajadores y sus sueldos, dicha información debe ser íntegra, es decir, que deben constar los nombres y apellidos, el sueldo que cobran, y sobre todo, la catalogación laboral que tienen. Pero todo nuestro gozo en un pozo ya que, como informó Marbella24horas el pasado 5 de febrero, en la página web del Ayuntamiento aparecen –no sin poca dificultad- los puestos que ocupan pero no los nombres ni su remuneración, y aunque también está disponible el listado de los ocho cargos directivos, no se aclara cuánto cobran, así como el de los cargos de confianza…
Lo dije recientemente en otro artículo de esta Trastienda, no quiero mentiras, no me gustan, las detesto y abomino, es algo que me supera porque pienso que es todo un insulto a la inteligencia de las personas. ¿Por qué no se dan los datos completos de aquellas personas a las que estamos, entre todos, pagándoles sus nóminas mensuales? ¿Por qué no se incluye, junto al nombre la cantidad que se llevan al bolsillo? ¿Por qué no consta la categoría profesional que tiene cada uno? ¿No se atreverán al alegato de la famosa Ley de Protección de Datos porque son datos que deberían ser públicos y notorios para todos? ¿Por qué no se incluyen a todas y cada una de las personas que cobran cada mes desde las cuentas del consistorio? ¿Tienen derecho, no ya los trabajadores municipales que verían recortados sus mensualidades, sino los propios vecinos, a saber el dineral que ganan algunos? ¿No es la mejor forma de callar rumores sobre los privilegiados estipendios, ponerlos blanco sobre negro y que todos sepamos cuánto se llevan “calentito” algunos?
En las negociaciones, las cuerdas tensadas siempre tienden a romperse por la parte más gastada y más débil. En esta ocasión parece que no ha sido así, y el acuerdo no ha roto la cuerda.