Hace cuestión de meses, una nueva operación asfalto se desarrolló en diversas calles de Marbella. Entre otras, Valentuñana y Huerta Belón recibieron a las maquinas cortadoras de asfalto, asfaltadoras, fresadoras, compactadoras que llevaron a cabo un satisfactorio a la vez que necesario trabajo. Con episodio kafkiano de por medio, con aquel -cuanto menos- absurdo error de pintar de azul las líneas de estacionamiento y no darse cuenta hasta que las voces ciudadanas se alzaron (incluyendo esta Trastienda).
Muchas otras vías igualmente requieren que el alquitrán también llegue a sus calzadas, pero quisiera hoy detenerme en un lugar que, inicialmente, pensé que por fin le había llegado la hora, tras años esperando, después de miradas a otro lado, y tras una reiterada reivindicación vecinal (el que suscribe, uno de ellos, en diferentes artículos y en distintos medios, lo había pedido por activa y pasiva). El aparcamiento situado en El Calvario iba a ser adecuado y remodelado de una vez por todas (pensamos todos…).
Durante años y años ha servido, primero de almacén para acopio de material de la promotora que construyó el Complejo inmobiliario situado enfrente, El Pinar del Calvario, después, se convirtió en un terrizo/barrizal, aunque en tiempos más recientes recibió al menos una capa de grava que alivió algo el problema que se creaba cuando llovía sobre la tierra. Y en la primavera pasada (ver La Trastienda de 22/04/2013, “Luz en el Calvario”) se dotó de iluminación a la auténtica boca de lobo en que se había convertido.
Pero, indiscutiblemente, un espacio libre y gratuito a la vez que céntrico, para el estacionamiento, no podía mantenerse en las condiciones en las que estaba desde hacía muchos años. Cuando vi, durante varias semanas, llevar a cabo las actuaciones de remodelación de la entrada al aparcamiento, pensé que irremediablemente se arreglaría la zona (de una vez por todas).
Son muchas las personas que recurren a esa parcela para dejar los coches a primerísima hora de la mañana, al objeto de llegar a sus lugares de trabajo. De igual forma que son también muchos los que intentar aparcar a media mañana, aunque sea una misión imposible, sobre todo para ahorrarse los euros de la Zona Azul que se sitúa metros más abajo. Y también son muchos los que, a última hora de la tarde, regresan a recoger sus vehículos tras una jornada laboral.
Pasaban los días y únicamente contemplaba que se remodelaba la entrada al aparcamiento y las aceras contiguas. Muchos, seguramente como yo, creerían que al arreglar el referido acceso, se haría lo mismo con la superficie dedicada al estacionamiento. Era lo normal… Que en el centro de una ciudad como Marbella existiese un lugar destinado al aparcamiento en esas lamentables condiciones, no era lógico, de igual forma que tampoco era muy usual que nada se hiciera durante lustros.
Pues todo mi gozo en un pozo. La amplia área de estacionamiento sigue teniendo la grava y la tierra como única superficie. ¿Tanto cuesta dotar a la zona de una superficie en buenas condiciones? ¿No se podría haber aprovechado, entonces, la presencia de las máquinas cortadoras de asfalto, asfaltadoras, fresadoras, compactadoras, para rellenar el aparcamiento? ¿No se podría haber hecho la “gracia” completa?