El pasado sábado 7 de septiembre pudimos contemplar un acontecimiento histórico en la ciudad (algo que también se ha celebrado en otros puntos de la geografía andaluza), pero centrándonos en la que nos toca, hay varios aspectos que se han comentado, especialmente por el mundo cofrade, en diferentes “foros”, algunos tradicionales como una simple conversación entre hermanos, y otros, en foros absolutamente tecnológicos (los famosos y dichosos grupos de “Whatsupp”), pero que de igual forma son válidos para conocer el sentir de muchos respecto de ciertas cuestiones.
Sirva, de entrada, mi más sincera enhorabuena y felicitación a los impulsores y organizadores de tan magno evento. No es fácil llevar a cabo un acto como el celebrado en la explanada del Parque Arroyo de la Represa (aunque muchos se quejaran de la ausencia de sonido); al mismo tiempo es complicado el traslado de tronos y la organización de los portadores, coordinándolo todo con el resto de hermandades; de igual forma que es dificultoso el paso de los tronos por lugares como el Puente Cristo del Amor (por debajo); así como el propio desfile procesional por un recorrido desconocido (en parte) como la Represa, con la insólita imagen no sólo de los once tronos en la calle, sino estampas únicas y, de momento, irrepetibles, como ver dos Cristos Nazarenos uno tras otro. El resultado sólo puede calificarse de exitoso, aunque ciertas cuestiones, para muchos a lo mejor desapercibidas, empañaron -a mi entender- la grandiosidad de todos los actos de ese día.
Por un lado, algunos cofrades estuvieron en desacuerdo con ciertos vítores de los hermanos del Nazareno de San Pedro hacia su pueblo. Cuando presencié la procesión en una abarrotada Avenida Nabéul, escuché los “Viva San Pedro”, cuando entendía que debían -insisto, a mi humilde entender- haberse referido al Nazareno de San Pedro, que era quien procesionaba, y no el patrón del nucleo sampedreño. Tengo noticias de la posible queja a nivel institucional (léase Agrupación de Hermandades) sobre esos vítores porque, parece ser, que tenían cierto aire reivindicativo (no sé realmente de qué… pero bastantes cofrades lo han estado comentando estos días). Aunque al margen de dicha cuestión, hay que agradecer a los sampedreños su esfuerzo e ilusión ese día, sin duda histórico, al procesionar por las calles de Marbella.
Por otro lado, no pocos cofrades, desde dentro de la procesión, desde debajo de los varales o desde la acera, pudimos observar -una vez más- actitudes que no deberían permitirse por quien debe tener la responsabilidad en este tipo de actos. Quien tiene competencias, muy determinadas, en una ciudad, no puede estar de “mandamás” de una procesión, histórica como esta Magna, u otras que se desarrollan durante la Semana Santa. Es decir, que si es una cosa, no se puedes estar en la otra, máxime cuando toda procesión posee unos mandos y ciertas personas tienen la responsabilidad de llevar a buen puerto el desfile procesional (estación de penitencia en Semana Santa, no lo olvidemos). Pero algunos, con el consentimiento de quienes tienen responsabilidad para ello, siguen prescindiendo de normas estatutarias, de educación y, sobre todo, de sentido común, para hacer primar algo que, a fecha de hoy, sigo sin saber qué es. A nadie en Marbella impresiona ya nada, y no es necesario hacer públicos alardes de algo que, igualmente, a fecha de hoy sigo sin entender (aunque, viendo lo que uno ha visto, no me sorprende nada). Qué puede pretender alguien con “correpacá, correpallá” sin que ser necesario nada de eso, o bien ordenar el paso y las paradas… Patético sin duda.
Lo peor de todo es que muchos callan, miran para otro lado, bajan la cabeza, prefieren silenciar o no dar respuesta a ciertas preguntas… Por no sé por qué temor o por qué razón. De igual forma, y así lo he dicho en diferentes públicos lugares, de nada sirve protestar ante un mayordomo cuando vamos bajo un varal, o despotricar en grupos de “Whatsupp”, si en el momento y lugar donde hay que comentar esas cosas (el Cabildo de una hermandad), muchos callan o no aparecen simplemente.
Mal rumbo llevaremos y no conseguiremos crecer en ningún aspecto si seguimos permitiendo determinadas actitudes que sólo buscan… bueno no sé realmente que buscan, pero que sí demuestran un grado “gilipollez” (con perdón). Además, insisto en que empañan el gran trabajo y el excelente resultado de un acto como La Magna.