La presión sobre el puerto

Solicitaba recientemente la regidora que a la Junta de Andalucía debía rebajar la presión que está ejerciendo sobre los concesionarios del proyecto, una sociedad formada mayoritariamente por el jeque Al-Thani e integrada también por el Ayuntamiento. Personalmente no creo que desde el gobierno autonómico se esté ejerciendo alguna medida de apremio sino que está exigiendo al jeque que cumpla, no sólo con lo firmado sino con lo concedido Y cumplir supone muchas cosas: aclarar, decidir y pagar. Lo que, no ya a la Junta sino a la propia ciudadanía, tiene de muy mal humor por no decir mala hostia, y esto se suma a la situación de preocupación, intranquilidad, inquietud y desvelo, es que no se informe verazmente acerca de lo que va a pasar con el proyecto que trajo tantas ilusiones, esperanzas y perspectivas a miles de personas necesitadas de algo que les haga ver el futuro con cierta certeza. No saben (sabemos) nada salvo aquella exposición tridimensional del proyecto en el que se observaban tantas cosas que se nos hacían chiribitas los ojos.

 

Creo que la obligación del gobierno regional es obligar, como hace con todos los ciudadanos/contribuyentes, en cuanto al cumplimiento de las obligaciones que se constituyen, en este caso como consecuencia de la concesión para la construcción de un recinto portuario (casi nada…). Y no me pongo del lado de la Junta y en contra del Ayuntamiento, ni mucho menos, pero no hay que permitir que los profesionales de la política quieran jugar con el futuro de generaciones a costa de sus particulares contiendas. Ellos tienen ese futuro asegurado en poltronas diversas (siempre habrá ayuntamiento, mancomunidad o alguna empresa pública para seguir viviendo de los fondos público), pero el pan de muchos está en juego. ¿Lo saben? Lo dudo….

 

Que el puerto se haga debería ser el objetivo prioritario de todos. Pero si no se hace, si deberían entonces pedirse cuantas responsabilidades sean necesarias y exigibles. Aunque creo que lo que más mosqueado tiene al personal de la calle es esa política oscurantista cuando no opaca… y todo porque el jeque no quiere abrir boca sobre aquello que firmó, aquello a lo que se comprometió, aquello con lo que ilusionó a mucha gente en Marbella. Y de la misma forma, los vecinos quieren conocer en qué consiste el 3% de participación del consistorio (qué ha costado, o si ha sido -como parece ser- gratuito, a cambio de qué….), de igual forma que necesita conocer de forma clara y transparente las repercusiones que podría tener el posible (y esperemos que no certero) incumplimiento en la concesión.

 

Siempre he defendido que la honradez, la fidelidad, la lealtad y sobre todo, la absoluta transparencia en las cosas que se hacen, es lo que distingue a unas personas y otras. Y, pienso que la, en ocasiones, poca cristalina información que se ofrece a los ciudadanos y administrados es lo que provoca que la nebulosa se haga cada vez más grande…